PANORAMA SEMANAL
Europa tiembla ante la llegada de Trump
La llegada de Trump otra vez a la presidencia de Estados Unidos plantea un enorme desafio para Alemania y Francia, dos potencias europeas que atraviesan fuertes crisis políticas.El escenario político europeo no podría ser peor para enfrentar el desafío que, a escala global, representa la inminente llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Las severas crisis políticas que atraviesan Francia y Alemania, y la ya crónica impotencia de la Unión Europea para influir en la agenda internacional, amenazan con facilitar la transformación radical del sistema mundial que el republicano quiere llevar adelante a partir del 20 de enero.
Su rechazo al multilateralismo y a las instituciones internacionales, su embestida contra los acuerdos medioambientales, los cuestionamientos a la OTAN que incluyen la amenaza de abandonarla, su acercamiento a Putin que podría quebrar el equilibrio de seguridad europeo y la imposición de aranceles a aliados tradicionales, serán eje de la política exterior de Trump. Del otro lado, para defender la agenda liberal, nadie.
Alemania atraviesa una de sus peores crisis
En Alemania se derrumbó la coalición tripartita de Olaf Scholz y habrá elecciones anticipadas en febrero. Que sea la cuarta vez en 75 años que cae un gobierno revela la dimensión de la crisis actual. Y lo que viene suma incertidumbre: en un sistema político fragmentado con varios partidos con posibilidades de obtener escaños parlamentarios es probable que ningún partido consiga una mayoría absoluta. Habrá que negociar. La extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), con la que nadie, por ahora, quiere compartir poder, mide un histórico 18% en las encuestas.
El trumpismo no solo se sienta a ver cómo sus “enemigos” liberales europeos se acercan a la cornisa. Trata de acelerar su caída. El viernes, el socio multimillonario y ahora político del presidente electo, Elon Musk, publicó un mensaje en X diciendo que «solo la AfD puede salvar a Alemania”. A Scholz le dolió, y le respondió subestimando la capacidad de análisis político del empresario.
Macron, acosado por el fracaso
En Francia, si bien más acostumbrados a los terremotos políticos, la situación es de una parálisis absoluta. Lo es desde la caída del gobierno de Michel Barnier tras apenas tres meses en el cargo, derribado por una insólita alianza entre la extrema derecha de Marine Le Pen y la izquierda radical. Macron, muy seguro de sí mismo, repite lo de siempre: hacer lo que nadie espera. En un país cada vez más polarizado, parece no importarle el peso que tienen la izquierda y la derecha en el parlamento. Busca salir de la crisis poniendo a François Bayrou como primer ministro. Se trata de otro intento por sostener un centrismo tecnocrático, el experimento político que lo llevó a él donde está. El primero con Barnier falló. Éste también parece destinado al fracaso.
El orden amenazado
La crisis de Alemania y Francia, las principales columnas del orden liberal europeo, se proyecta como una sombra sobre la Unión Europea que necesitará tener bien en claro sus prioridades en un escenario más hostil que nunca: no dejar demasiado sola a Ucrania en un eventual y forzado acuerdo con Putin, administrar las tensiones comerciales con China y contener a Trump. La agenda global, como la inmigración y la transición ecológica, tendrán que esperar.
Las fuerzas iliberales, desparramadas en Europa, empezaron a soltarse desde que supieron que Trump volvía a la Casa Blanca. Meloni, Orban, Le Pen captan el clima de época, ideal para volver a ofrecerse como una alternativa antisistema para resolver los problemas económicos y sociales de los que responsabiliza, no muy rigurosamente en algunos casos, a las élites tradicionales. No es casualidad que Le Pen saliera esta semana a cuestionar duramente a la Unión Europea. Se jactó de ser “profundamente euroescéptica y describió el funcionamiento de la UE como “antidemocrático y antinacional”. Siempre lo pensó, pero ahora cree que ese tipo de discurso le vuelve a dar rédito electoral.
El orden liberal internacional está frente a un enorme desafío. Como dijimos hace unas semanas, Trump y sus socios, dentro y fuera de Estados Unidos, tienen una oportunidad única para intentar transformar decisivamente el sistema internacional. Hace años, la salida de la canciller alemana Ángela Merkel ya había dejado un vacío. Ahora, con la salida de Joe Biden, quien se va por la puerta de atrás a pesar de dejar una economía robusta, y las crisis de los gobiernos de Francia y Alemania, el orden y la agenda liberal parecen haberse quedado definitivamente huérfanos.