No fue una denuncia aislada ni una historia confusa. Fue el relato firme de una adolescente que, tras años de abusos, logró hablar. Contó lo que le había hecho el hombre que convivía con ella, la pareja de su mamá. Lo hizo desde el exterior, donde hoy intenta reconstruir su vida y la justicia la escuchó.
Después de un juicio que reunió pruebas médicas, psicológicas, policiales y testimonios clave del entorno familiar, un tribunal de Bariloche declaró culpable al acusado. Lo condenaron por abuso sexual gravemente ultrajante, con acceso carnal, en concurso con corrupción de menores, todos agravados por la convivencia y su rol como figura de autoridad.
La fiscal jefe acompañada del fiscal del caso subrayó que "los hechos llevados a juicio fueron debidamente probados sin duda razonable". El defensor particular del imputado, al cerrar la ronda de alegatos solicitó que su defendido "sea absuelto de los cargos por los que fue acusado".
Los abusos ocurrieron entre fines de 2018 y diciembre de 2023. Cinco años de silencio, de miedo. El juicio incluyó testimonios de médicas forenses, psicólogas de la SENAF y personas cercanas que fueron clave al momento de reconstruir lo vivido.
Los abusos configuran delito de abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y circunstancias de su realización y abuso sexual con acceso carnal, reiterados en concurso real entre sí, ambos agravados por ser cometidos contra una menor de 18 años, aprovechando la situación de convivencia preexistente y por ser el autor del encargado de la guarda, en concurso ideal con el delito de corrupción de menores.