EN CATAMARCA

Beatificaron hoy a Fray Mamerto Esquiú

Le reconocieron una cura milagrosa de una nena recién nacida, y el Papa Francisco ordenó su beatificación. Momentos de mucha emoción se vivieron en el pueblo natal del obispo. fue impulsor de la Constitución Nacional.
sábado, 4 de septiembre de 2021 · 14:59

Se realizó hoy la beatificación de Fray Mamerto Esquiú en Catamarca, presidida por el Cardenal Luis Héctor Villalba como legado papal para representarlo, en el Campus de la Beatificación, Templo de San José, tras habérsele reconocido un milagro en 2015.

El momento más emotivo fue cuando Ema,  la "nena del milagro" llegó con sus padres y entregaron las reliquias en el altar de la ceremonia realizada en Piedras Blancas, lugar natal de Esquiú.

La Comisión Teológica de la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano dio por aprobado el milagro el 24 de abril de 2019; ocho médicos convocados declararon que la cura de una beba recién nacida con osteomilietis femoral necrosante (infección de los huesos) era “inexplicable”.

La historia de Ema, la nenita tucumana curada, indica que frente a un diagnóstico de amputación, la mamá de la beba rezó “con fuerza”, le pasó una estampita de tela de Fray Mamerto Esquiú en la pierna y 12 días después ya no presentaba síntomas.

Centenares de fieles  se acercaron al predio donde se celebró la misa de beatificación, desde la madrugada. Las ceremonias comenzaron ayer en San Fernando del Valle de Catamarca -a 11 kilómetros de Piedra Blanca- con una misa en la catedral y una vigilia de oración; las actividades continúan hoy y mañana.

Durante el rito de beatificación, el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, dijo que Esquiú fue un “sacerdote de profunda oración”, un “obispo misionero” y un pastor “que se entregó a los pobres al estilo de San Francisco”. También señaló su “patriotismo ejemplar: iluminó el orden temporal con la luz del Evangelio, defendiendo y promoviendo la dignidad humana, la paz y la justicia”.

Asimismo Urbanc destacó que la jornada está marcada por la “alegría”, la de los franciscanos, a la que pertenecía Esquiú, de la Iglesia de Catamarca, en donde nació, vivió y murió, y para la de Córdoba, de la que fue obispo durante dos años. “Alegría para la Iglesia de la Argentina, alegría para la Iglesia Católica entera que celebra en Esquiú una nueva esperanza”.

Fue una gran orador y sus sermones tomaron gran fama, a tal punto que el gobernador de Catamarca Pedro José Segura le solicitó que oficie el Te Deum del 9 de julio de 1853. Ese mismo día debía jurarse la nueva constitución liberal realizada por Asamblea Constituyente reunida en Santa Fe . El gobernador estaba confiado que el ilustre predicador haría su sermón en contra de dicha constitución, por ser esta liberal y promover la libertad de culto, sin embargo dijo "“Obedeced, señores, sin sumisión no hay ley; sin ley no hay patria, no hay verdadera libertad, existen sólo pasiones, desorden, anarquía, disolución, guerra...” Esquiú no pudo terminar porque los fieles  comenzaron a vitorearlo . Todos firmaron, incluído el gobernador. 

Desde Neuquén, el obispo Fernando Croxxato envió un mensaje indicando  "

En este día de Gracia del Señor para con toda la Iglesia de Argentina, en que Dios ha querido bendecirnos con la Beatificación de Fray Mamerto Esquiú, la Diócesis de Neuquén se acerca a través suyo a todo el pueblo de Catamarca, para acompañarlos y recibir la bendición de sentirnos iglesia en comunión.

Cada beatificación es don para toda la Iglesia. Es una mirada de Dios que se nos acerca en este tiempo a través de una persona en particular. Hoy, se nota mucho lo que la Luz de la Fe en el Evangelio, a través de nuestra Iglesia, puede aportar al bien social. Nuestra realidad político social necesita tener algunos parámetros y miradas profundas.

Personalmente, lo que siempre me ha tocado de Esquiú es justamente su mirada profunda.  En su discurso del 9 de julio de 1853, cuando decía que la Argentina había empezado desde las guerras y que eso la tenía marcada, la violencia con la cual había arrancado, la Revolución de Mayo.  Me llamó siempre la atención esa mirada profética.

Hoy, recorriendo la historia argentina con todas las revoluciones, tomas, golpes y las actuales confrontaciones y violencias, le pedimos al beato Fray Mamerto Esquiú que nos de luz para tener una mirada profunda; para poder aportar esa mirada superadora que nos ayude a poner lo mejor de nosotros al servicio del bien común. 

Estimado Monseñor Urbanc, que lleguen nuestro agradecimiento muy especialmente por su esfuerzo y su trabajo para acercar esta obra de Dios a toda la Iglesia de Argentina.

Reviví la ceremonia de Beatificación:

 

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