Con el escenario político argentino intensificándose, la proximidad del balotaje agrega un elemento crucial a la dinámica electoral. Cristina Kirchner, ex presidenta y figura clave del peronismo, opta por mantener un perfil bajo, delegando la centralidad de la campaña a Sergio Massa, mientras Mauricio Macri, fundador del PRO, sorprende al arriesgar gran parte de su capital político al unirse a Javier Milei, pacto anunciado en su casa de Acassuso dos semanas atrás. Esta decisión, descrita por colaboradores como un "all in" al estilo del póker, lo coloca en el centro de la escena política, con posibilidades de triunfo o fracaso.
En contraste, la ex presidenta Cristina Kirchner optó por ceder la centralidad de la campaña a Massa, ausentándose de la escena pública desde antes de las PASO. La estrategia de Massa busca captar una porción del electorado anti-K, aprovechando la ausencia de CFK en el escenario político. La Vicepresidenta se mostró activa en redes sociales, especialmente en TikTok, pero evitó pronunciarse sobre el escándalo de espionaje ilegal que involucra a La Cámpora, agrupación fundada por su hijo Máximo. La comparación con la campaña de 2019 destacó su menor influencia directa sobre Alberto Fernández y su presencia más discreta en la escena política actual.
Mientras Massa concentra todas las decisiones de campaña, la alianza Macri-Milei, forjada en las horas posteriores a la debacle de Juntos por el Cambio en octubre, llevó al ex presidente a ocupar un papel destacado en la actual coyuntura electoral. La enemistad pública y privada con el ministro de Economía, Massa, fue señalada como un incentivo clave para la alianza con Milei. La incertidumbre recae en el destino de las causas judiciales de Cristina Kirchner ante un posible cambio de gobierno, ya sea bajo la presidencia de Massa o ante la incertidumbre de una gestión de Milei.