BRUTAL ASALTO A COMERCIANTE DE SENILLOSA

Investigan complicidad policial en hechos delictivos

El ataque registrado el domingo pasado en una casa de Senillosa podría ser sólo la punta del ovillo de un caso mucho más grave.
miércoles, 4 de noviembre de 2020 · 19:37

Cuando le avisaron a la familia de Gustavo Princic, que lo habían desfigurado en un asalto y se lo llevaban al hospital; todos pensaron que se trataba de un robo. Pedían joyas -no tenían- y se llevaron unos $200 mil. La sorpresa fue cuando vieron el video de las cámaras de seguridad de su casa: de los 5 hombres, dos llevaban camperas de la Policía de Neuquén y a tres se le notan los rostros de manera nítida. Tampoco intentaron ocultarse. A partir de allí, la Policía y la Fiscalía iniciaron una investigación sobre la que reina un absoluto silencio, pero este diario puedo acceder a algunos datos claves. No está claro si quienes llevaban el uniforme policial eran efectivos en actividad, pero la línea de investigación que cobra fuerza pasa por determinar si hay complicidad dentro de la Policía, para facilitar estos elementos. Algunos hablan de robos sospechosos, que incluyen la pérdida de chalecos y también armas.  

Por estas horas, además de las testimoniales a los hermanos Princic y los vecinos, se analiza cada una de las cámaras privadas y municipales en la zona. El brutal asalto se registró a las 23,30 horas en una casa que ocupa unas 2 hectáreas, frente al barrio Costa Limay, en Senillosa. Tiene rejas, portón eléctrico, alarmas, cámaras de seguridad y además, de noche y madrugada, quedan sueltos en el predio los dogos de la víctima, Gustavo.

Pese a todas esas medidas de seguridad, los 4 hombres ya estaban adentro cuando el comerciante salió a liberar a sus perros. Lo atacaron antes, lo torturaron y le decían que, si no entregaba las joyas y el dinero, le cortarían los dedos. No llegaron a concretarlo, lo ataron de pies y manos, le pusieron una bolsa en la cabeza y lo arrastraron hasta dejarlo encerrado. Antes, hicieron entrar al quinto cómplice, en un auto.

Mirá un extracto de lo registrado por las cámaras de la familia Princic:

Por cuestiones familiares, los hermanos de Gustavo Princic no tuvieron acceso inmediato a las cámaras. Esto ocurrió horas después, incluso, cuando la Policía ya había levantado huellas y revisado la casa, actuación que se extendió hasta las 4 de la madrugada. La sorpresa fue mayor cuando observaron que dos de los cinco delincuentes vestían con camperas identificadas con la Policía de Neuquén.

En la investigación inicial hay algunas cuestiones que llaman la atención, por ejemplo, el uso de las camperas oficiales se entiende más como señuelo, que como dato cierto. Lo mismo con el escaso cuidado por esconder sus rostros, salvo que no vieran las cámaras de seguridad. Pero esto último se considera poco probable, porque de confirmarse, coincidiría con la calificación de la fiscal del caso, Soledad Rangone. En diálogo con este diario, ayer dijo que la banda “pareciera no ser profesional” ya que “dejaron el DVR” que, en otros asaltos de características violentas, los delincuentes optar por llevarse o destrozarlo para no dejar evidencias fílmicas. En función de estos primeros datos, se sospecha que podría tratarse de “gente de afuera, es un modus operandi de grandes urbes”, comentaron.

Ahora bien, de sostenerse esta línea de investigación, cobra fuerza la sospecha que existiría algún tipo de complicidad dentro de la Policía neuquina con estas bandas “de reviente”, como las llaman en el ambiente. “Estamos recopilando información, porque tampoco queda en las estadísticas sobre robo de uniformes policiales, gorras, insignias, camperas, chalecos y hasta armas oficiales. Hay un mercado negro, lo sabemos y lo trabajamos hace mucho tiempo”, confió la fuente policial.  ¿Cómo se reporta el robo de un uniforme?, se le preguntó. “Si ocurrió en la casa particular del efectivo, debe hacer la denuncia como cualquier robo y se inicia una investigación. Pero esa investigación ingresa a un túnel que a veces termina en los escritorios”, opinó. “Pero efectivamente nos consta que hay un mercado negro, se facilitan muchas veces esos elementos y hoy una campera se puede adquirir afuera entre 5 y 7 mil pesos. ¿Por qué se hace? Algunos para ganarse unos mangos, pero en el fondo es corrupción igual. Otros, quizás estén prendidos con esas bandas, es todo materia de investigación”, manifestó.

Mantenete informado todo el día. Escuchá AM550 La Primera aquí

Seguinos por la tele, en CN247 aquí

Comentarios