La escena fue tan dolorosa como inesperada. En una vivienda de Cipolletti, un niño de apenas dos años fue brutalmente atacado por el perro de la familia, un Border Collie, que le arrancó parte de la mejilla. La situación fue atendida de urgencia en el hospital local y, gracias a que tenían obra social, el pequeño fue derivado a un centro especializado donde se le realizó una cirugía maxilofacial reconstructiva.
La directora del Hospital de Cipolletti, Mabel Raviola, describió el episodio como parte de una escalada de ataques que preocupa cada vez más. “Los casos se están multiplicando. Algunos más graves, otros menos, pero la realidad es que estamos viendo muchas lesiones por mordeduras”, alertó.
Este caso se suma al ocurrido la semana pasada, cuando un bebé de un año y dos meses fue mordido en la cabeza por un pitbull, también mascota de la familia. El pequeño sufrió doble fractura de cráneo y pérdida de masa encefálica. Continúa internado en estado crítico en el hospital de Roca, al que fue trasladado con un operativo especial que incluyó escolta de Tránsito, Policía y Seguridad Vial.
Raviola pidió a las familias tomar mayor conciencia sobre la convivencia entre niños y animales. “No hay control, ni dentro ni fuera de las casas. Muchos deciden tener un perro, pero después no asumen la responsabilidad”, sostuvo. Como ejemplo, relató que una paciente ingresó a la guardia con un pitbull suelto caminando por los pasillos: “Casi me muero. No se entiende el nivel de naturalización que hay sobre estas situaciones”, dijo.
Aunque el Border Collie no es considerado una raza agresiva, los especialistas advierten que ninguna raza está exenta de atacar, especialmente si no se establecen límites claros o no se supervisan las interacciones con los más pequeños. En Cipolletti, la preocupación ya es pública y las autoridades sanitarias reclaman acciones urgentes para evitar nuevas tragedias.