La apertura de sobres está prevista para el 23 de abril. Aún resta saber qué sucederá con otros jugadores que participaron del proceso licitatorio anterior (cancelado a fines del año pasado), como la local Impsa, el buque insignia de la familia Pescarmona, y constructoras brasileñas como Odebretch, OAS y Camargo Correa.
Existe una condición incluida en el pliego licitatorio que complica su participación: la obligatoriedad de financiar, como mínimo, un 85% del costo total de la obra. Es el mismo modelo que se aplicó para concesionar la construcción de las represas Néstor Kirchner-Jorge Cepernic. "No es sencillo para una empresa argentina e incluso brasileña conseguir un crédito de más de US$ 1000 millones para solventar una obra en el país”, explicó un consultor especializado en electricidad. "El pliego parece apuntar al apalancamiento de empresas rusas y particularmente chinas”, agregó.
En el caso de las centrales santacruceñas, el tándem Electroingeniería-Gezhouba obtuvo la megaobra al ofrecer un financiamiento del Banco de Desarrollo de China cercano a los US$ 4000 millones. Todavía resta, claro está, liberar el crédito que aún no fue otorgado por algunos elementos que traban el proceso (en especial, las garantías que ofrece el Gobierno argentino para repagar la inversión).
En caso de concretarse, el Estado pagará por el financiamiento chino una tasa cercana al 11,5% anual, resultante de integrar tasa Libor variable (3,5%) más un 3,8% (previsto en el pliego), seguro de exportación (equivalente al 7,5% del valor total del contrato crediticio) y comisiones por alrededor del 1,5 por ciento.
Chihuido I, cuya construcción tardará cuatro o cinco años, tendrá una potencia instalada de 637 megawatt (Mw), y aportará 1.750 gigawatt por hora (GWh) de energía media anual al Sistema Argentino de Interconexión.