NEUQUÉN
#NiUnaMenos: La historia de Ivana Rosales
Ivana Rosales contó que su marido intentó asesinarla. El hombre fue condenado a cinco años de cárcel, pero nunca cumplió la pena. Ella rehízo su vida y hoy aconseja a otras víctimas.
Su marido la intentó asesinar dos veces en menos de una hora. Primero trató de ahorcarla con un alambre, después la golpeó salvajemente con una piedra hasta desfigurarle la cara y provocarle múltiples fracturas.
Ella acababa de anunciarle que lo iba a dejar, y para él fue motivo suficiente para matarla. Milagrosamente, Ivana sobrevivió.
Seis años después de aquella brutal paliza es una comprometida activista contra la violencia de género en la provincia de Neuquén.
Su historia es emblemática –para destacar en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, por el coraje y el espíritu que ha tenido para rehacer su vida, tras vivir una relación signada por la violencia.
La noche del 18 de abril de 2002, la de la paliza brutal, Ivana y Garoglio tomaron un café en el centro de Neuquén. Fue cuando ella le anunció que había conocido a otro hombre en un chat y quería separarse. Con su esposo, empleado jerárquico de una empresa de servicios petroleros, llevaba ocho años de convivencia, los últimos tres, casados legalmente.
Estaban regresando a Plottier en el Ford Fiesta gris de la pareja, cuando –de acuerdo con la acusación fiscal–, Garoglio se desvió de la ruta y en un paraje solitario cerca del aeropuerto de Neuquén intentó ahorcarla con un alambre: Ivana se desvaneció y se despertó en el baúl. Gritó para que la liberara y su esposo, entonces, le golpeó la cara y el cráneo con una piedra.
Creyéndola muerta, el hombre fue a su casa, se despidió de los tres hijos de ambos y se entregó en la comisaría de Plottier: "Le pegué a mi mujer y creo que se me fue la mano”, anunció en la seccional.
Quedó preso, pero a los 50 días fue liberado porque la carátula de la causa fue morigerada de "tentativa de homicidio calificada por el vínculo” a "lesiones graves”.
Ivana quedó desfigurada: su marido le fracturó en varias partes la mandíbula y algunos huesos del cráneo, además de provocarle el desprendimento de la retina de un ojo y múltiples heridas en la cara. Para reconstruirle el rostro y la cabeza fue sometida a cinco cirugías en el Hospital Regional de Neuquén. Recién a los 24 días le dieron el alta.
Tiempo después su hija se suicidó como consecuencia de la historia vivida por su madre y su padre.