INFORME ESPECIAL, PARTE I

La verdad sobre las tierras de nadie en Los Barreales

A 100 kilómetros de la capital neuquina y muy cerca del corazón de Vaca Muerta, es un extenso territorio donde hoy “todo vale” y nadie interviene por falta de jurisdicción.
sábado, 12 de diciembre de 2020 · 19:00

La zona del istmo Mari Menuco-Los Barreales es uno de los lugares más codiciados por neuquinos y foráneos. Curiosamente es tierra de nadie, donde pareciera que todo vale. Está en territorio de la provincia de Neuquén, es una extensa área de alrededor de 100 hectáreas, donde se encuentra muy cerca la Planta Hidroeléctrica Planicie Banderita. Esta “burbuja” de grises legales se encuentra a 100 kilómetros de la capital neuquina, y a la mitad del corazón de Vaca Muerta. Rodeada de municipios como Añelo, Centenario, Cutral Co y Vista Alegre, muchos miran el territorio con ganas, algunos de reojo y con picardía política, pero reconocen que no tienen jurisdicción. Por eso, abundan las amenazas, los robos y ataques a los visitantes, las tomas de terrenos y también las fiestas clandestinas. Todo puede suceder y nadie interviene.

En verano y potenciado por la pandemia, en un fin de semana habitual por estos lares, esta es la película que corre: cadena de wsp, varias heladeras de mano, parlantes gigantes, unas barras improvisadas, luces de colores y se armó la fiesta. Van llegando de las carpas de al lado, reposeras en mano. Otros arriban un poco más tarde porque entraron por una de las 10 picadas que llevan a ese lugar. Dicen que se toparon con un grupo que les cobró peaje para entrar, raro, porque luego dirá la justicia que no es una fiesta organizada, no hay logística, sólo es una juntada de amigos. Alrededor hay dos comunidades mapuches, ambas aseguran ser las dueñas de ese territorio: los Painemil y los Cherqui (en realidad, comunidad Kaxipayiñ). Varios kilómetros más allá, está la Villa Mari Menuco y media docena de clubes. Hasta allí también llega la ocupación mapuche. Hay inversión, hay obras, pero no hay reglas claras. Lo más parecido al Macondo de Gabriel García Márquez.

El istmo Los Barreales explotó en esta cuarentena por ser el lugar elegido para las fiestas clandestinas. Al aire libre, lejos de la ciudad, sin controles municipales ni policiales. No es para menos, la bahía ofrece unas playas de arena dorada con más de 30 kilómetros de largo. Se puede llegar por la ruta 151, por diferentes picadas, atravesando por ejemplo el municipio de Vista Alegre. Otros también llegan desde Cutral Co.

En gran parte de esa zona, están asentadas las comunidades Kaxipayiñ y Painemil. Esta última intentó esbozar un proyecto turístico, con permiso dicen del municipio de Vista Alegre. Buscan por cercanía, quedar asociados al Centro Paleontológico Lago Barreales. “Los Painemil han hecho un complejo con servicios al turismo, pero lamentablemente, la pandemia frenó todo en marzo”, contó el responsable del proyecto Dino, el paleontólogo Jorge Calvo.

El mencionado complejo, que depende de la Universidad Nacional del Comahue, fue creado por Calvo a través del Proyecto Dino, en el año 2002 y con el objetivo de desarrollar actividades científicas, educativas y turísticas en la costa norte del lago Barreales. “Siempre hubo acceso a las playas, pero todo este lío que se da con las fiestas es en el inicio del lago Los Barreales, y hay muchas picadas para llegar hasta ahí”, contó Calvo en diálogo con este diario, quien sigue adelante con la investigación, aunque debido a la pandemia, las visitas guiadas fueron suspendidas.

Los Cherqui, en cambio, tienen otra política en su comunidad Kaxipayiñ y otras reglas. Todo lo que funciona por fuera de ese universo, no existe ni tiene validez para ellos. Y ese es un punto de permanente conflicto.

Otro de los consultados fue el actual intendente de Vista Alegre, Carlos Ridao, quien explicó así la situación: “La gente cree que el país se divide en provincias y municipios, pero hay que entender que quedan grandes pedazos de tierra que no pertenecen a ninguna jurisdicción. Y ese es el caso de Mari Menuco y Los Barreales. Esa zona queda en territorio neuquino, pero bajo administración del Gobierno nacional; esto vence en dos años y se prevé que volverá a potestad de la provincia”.

-¿Cuánto impacta a este municipio, por cercanía, ese territorio que parece funcionar sin reglas?, se le preguntó: “Nosotros tenemos en Vista Alegre un ejido muy bien delimitado de 10 mil hectáreas, fuera de ese límite no tenemos injerencia; cualquier cosa que hiciéramos en otro sector sería ilegal. Ahora, si hay heridos en esa zona por cualquier hecho, interviene el hospital de Centenario, si hay delitos, la comisaría N°49 de Vista Alegre, pero no los municipios”, explicó.

Para llegar a Los Barreales y esquivar los controles policiales -porque se lleva alcohol, porque se carga con lanchas o cuatriciclos sin permiso, porque el horario no era el permitido en cuarentena, etc- muchos cruzan por el ejido de Vista Alegre. “Nosotros sufrimos mucho todo esto, por fin de semana, cruzan unos 30 mil vehículos. Imagine que el barrio que atraviesan es el Ruca Lué, tiene alrededor de 100 casas, los chicos andan en las calles de tierras, es tranquilo toda la semana, pero el fin de semana, le pasan unos 3 mil vehículos por hora. Es preocupante realmente”, graficó.

-¿Y cómo se resuelve esta situación? ¿Ud. lo planteó a nivel gobierno provincial?: “No, pero sí hemos hablado con los referentes de la Villa de Mari Menuco. Acá está faltando la gestión de la gente, hay que definir si se plantea una comisión de fomento o se pide anexar esas tierras a un municipio; es una zona riquísima y hay muchos intereses creados”, dijo Ridao.

-¿Si se anexara a Vista Alegre, qué le significaría?: “Nosotros somos municipio de segunda categoría, tenemos unos 4.500 habitantes. Se imagina que toda esa zona de la que hablamos es como 10 Vista Alegre, seríamos el municipio más grande”.

Para los vecinos de los municipios lindantes, la masividad que cobraron las playas de Los Barreales sin control de ningún tipo, sin servicio de limpieza ni de seguridad, es una bomba de tiempo. Para otros, como quienes realizaron inversiones en la zona de Mari Menuco, ya sea en la villa o en desarrollos urbanísticos, la bomba es doble: no hay marco institucional dentro de ese extenso territorio y esto se agrava ante la imposibilidad de diálogo con los Cherqui y la hostilidad que manifiestan.

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