Política y salud

El síndrome tiburón en la raíz del tema coronavirus

El virus y los intereses económicos y políticos, suelen conformar un cóctel peligroso.
miércoles, 4 de marzo de 2020 · 15:01

En la década del ’90, cuando se desató el pánico por el primer brote fuerte y mediático del hanta virus, el director de un diario acuñó el concepto del “síndrome tiburón”, para referirse a las empecinadas y llenas de sinrazón movidas a favor y en contra de los intereses económicos del turismo.

El “síndrome tiburón” es una figura que hace alusión al ya clásico filme de Steven Spielberg, en el que un gran tiburón blanco ataca en una pequeña playa cuyo pueblo depende casi exclusivamente de los turistas para el sustento económico, razón por la cual el alcalde esconde hasta último momento la existencia misma de la gran bestia asesina.

Se está ahora ante una situación similar, con el compromiso de garantizar la fecha del Mundial de Motocross en Villa la Angostura. El “síndrome tiburón” se percibe en los argumentos, a tal punto que da las razones del porqué se correrá igual, (pese a la crisis sanitaria internacional y las advertencias de la Organización Mundial de la Salud) no la ministra de Salud, Andrea Peve, sino la de Turismo, Marisa Focarazzo.

Lo peor del coronavirus es que todavía no se sabe lo suficiente como para combatirlo con real eficacia. Por tanto, lo único que cabe es la prevención. Es un virus que ha causado el mayor paro en la economía por razones no estrictamente económicas, ya que, por cuestiones estacionales, golpeó en el hemisferio norte, donde están las naciones más ricas y consumistas. Es un virus con índices de letalidad fuertes: en China habían muerto ya unas 3 mil personas. En Italia, en menos de un mes, murieron 79 personas. La rápida expansión hacia el mundo se explica sencillamente por un aparato de invención humana: el avión.

El avión lo trajo hasta Argentina. Y lo puede seguir trayendo. Y no es cierto lo que se dice desde Neuquén, que eso se arregla con un control en Ezeiza. Porque puede suceder que pasen contagiados asintomáticos, portadores del virus igualmente. Tampoco es el virus, para los argentinos, un invento del grupo Clarín, como increíblemente lo hacen aparecer en las redes los fanáticos kirchneristas. Los virus no se preocupan ni discriminan. No hacen diferencias políticas, ni de género, ni de religión. Su única ocupación es vivir y reproducirse. En ese afán, matan, ocasionalmente, personas.

No es el peronismo, ni el MPN, los que nos protegerán del virus. Solo se puede confiar en una política de Salud pública estricta, inflexible, atenta, y que no parpadee ante intereses económicos o políticos.

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