Existen miles de barrios en la provincia de Neuquén que tienen historias de vida muy particulares, pero hay uno de ellos que se destaca a nivel mundial por ser el primer complejo de viviendas para mujeres trans. El mismo, está ubicado dentro del barrio neuquino de la Confluencia y el lugar se denominó “Costa Limay”, no solo porque se encuentra próximo a la desembocadura de los ríos Limay y Neuquén, sino también porque alberga a una docena de mujeres que decidieron cambiar su historia de vida.
El Costa Limay es un bloque de cemento imponente, tiene dos pisos y doce puertas blancas con monoambientes que representan una solución habitacional permanente para personas trans de entre 40 y 70 años en situación de vulnerabilidad. Las mismas, las recibieron en formato de comodato y serán transferidas a otras compañeras en caso de fallecimiento.
El lugar también cuenta con un parque de 120 metros cuadrados y con un SUM que oficia de hogar para los dos perritos de María Soledad, una de las propietarias que falleció por problemas de salud a los 64 años y que gracias a esta iniciativa pudo acceder a su primera casa propia. Para recordar a su compañera, las vecinas a alimentan y miman todos los días a sus amigos caninos.
La inauguración del barrio se llevó a cabo en el 2020 y la impulsora del proyecto es Mónica Astorga, una hermana de las Carmelitas Descalzas, denominada “la monja de las trans”. "No es un refugio ni un hogar trans", sino casas que se otorgan en comodato, "como si fuera un alquiler, pero sin pagar nada y sin plazos", explicó.
"Cumplen con el reglamento propio de cualquier alquiler, la limpieza y el mantenimiento se hacen colectivamente. Además, tienen prohibido ejercer el trabajo sexual dentro del complejo, y deben demostrar que quieren abandonar las adicciones y la prostitución según los valores cristianos. A la segunda advertencia o llamado de atención, el monoambiente se lo dan a otra persona", remarcó Astorga.
Por otra parte, se refirió a las personas que las discriminan por su condición y dijo que “no sé por qué nacieron así. Lo único que sé es que hay mucho dolor en estas personas y que yo no soy quién para juzgar, para decirles a los demás `Dios te creó de esta manera´. Hay que escuchar a las mujeres trans. No a una, sino a 10 a 20. Escucharlas con el corazón, que te relaten sus vidas y decime si tenes el valor para tratarla de hombre y humillarla”.
Una de las propietarias del complejo de departamentos indicó que “la hermana Mónica es nuestro ángel enviado en la Tierra. Yo creo que no va a haber otra como ella. Ojalá la hubiera, que tomaran ese ejemplo, que hicieran otras casas de contención, que construyeran otros complejos de viviendas”.
Por su parte, otra de las chicas trans, contó cómo cambio su vida a partir de que se mudó al barrio y las cosas que más disfruta de su nueva casa es "poder levantarme a la mañana y darme una ducha caliente sin temor a enfermarse porque ya no tengo que cruzar el patio para usar un baño compartido”. Además, “me gustan los ventanales que dan al este, cubiertos con cortinas claritas para que sea el sol el que me despierta cada día y haga relucir mi cocina”.
Este barrio en la confluencia de Neuquén, al principio ocasionó mucha desconfianza entre los vecinos, por eso las mujeres organizaron una colecta de ropa para repartir en el barrio, como un gesto más para aplacar la situación. En la actualidad, luego de un curso de sensibilización en Género que dictó la secretaría de Diversidad, los prejuicios se disiparon y existe una relación de cordialidad, respeto y protección mutua.