El momento más crítico de una situación suele ser también el propicio para dialogar y negociar; y esto es lo que está ocurriendo después de la sesión en la que el Senado convirtió en Ley el aumento de 7,2 por ciento para jubilados y aprobó la distribución de ATN y del Impuesto a los Combustibles Líquidos entre las provincias. Habían pasado solo unas horas tras la decisión legislativa, cuando el gobierno de Milei, según pudo confirmar este medio, tomó contacto con el gobernador neuquino Rolando Figueroa, para iniciar lo que se presume será una negociación impulsada por las urgencias de la coyuntura.
Figueroa está, en el panorama que se traza desde la Casa Rosada, entre los gobernadores propicios al diálogo, más allá de las diferencias políticas e ideológicas con Javier Milei. El presidente, quien ya anunció el veto a lo aprobado, es probable que sepa, casi con certeza, de que no podrá enfrentar a un club de provincias unidas, que es, más o menos, lo que ha insinuado el Senado en su última votación. Las armas para enfrentar esta coyuntura no son las de la guerra, sino de las de la negociación, la diplomacia interna. Y esto es lo que ya está sucediendo.
Figueroa ha dejado en claro que Neuquén aporta a nación mucho más de lo que recibe de ella, por lo que es posible que el diálogo se encamine por los costados pragmáticos ante que por las conceptualizaciones dogmáticas. El neuquino avanza a pie firme asumiendo obras inconclusas, mantenimiento de rutas, construcción de escuelas, muchos ítems prometidos y firmados por el Estado nacional que no fueron cumplimentados debidamente; eso, en política, se paga, no es gratis, por lo que la negociación puede llegar a ser muy interesante.
Mientras, Figueroa no deja de producir gestos concretos. El virtual despido aplicado al sillón de director de YPF (le corresponde a la provincia) en el que estaba cómodamente sentado Omar Gutiérrez, es una señal fuerte. Gutiérrez no solo ocupaba ese puesto generosamente retribuido: el ex gobernador es el presidente del MPN. La decisión de Figueroa es, pues, una contundente señal política, que va más allá del destinatario concreto. Lo que ha dicho Figueroa es que el cambio que impulsa no reparará en nombres, apellidos ni cargos, sino solo en lo que la provincia (a su juicio) necesite.
El contexto en el que esto ocurre es el de una probable ronda de negociaciones con el gobierno de Milei, y no es un contexto ocioso ni casual.