ESCÁNDALO POLÍTICO
Un largo y oprobioso adiós para Gloria Ruiz
La inédita decisión institucional le impide ejercer el cargo hasta diciembre de 2027, por inhabilidad moral. Del paraíso al infierno, sin transición.Del paraíso al infierno, casi sin transición ni acomodamiento. Así ha sido la fulgurante y breve carrera política de Gloria Ruiz, hasta hoy vicegobernadora (suspendida), desde hoy, una ciudadana imputada por fraude al Estado y Enriquecimiento Ilícito, protagonista casi absoluta de una centralidad negativa nunca antes vista en Neuquén, ni siquiera en sus épocas más grises; y, también, posiblemente, llave para abrir una puerta hacia las enormes posibilidades que se abren para respetar realmente las leyes y las conductas en los poderes del Estado, sin dobleces ni engañifas, rindiendo cuentas a cada minuto, como correspondería a los funcionarios públicos.
La Cámara que presidió hasta hace poco, la separó por Ley votada por 30 de los diputados. Hubo cinco que quisieron abstenerse, y no se lo permitieron sus pares. Dos (Blanco y Suppicich) no votaron, quedaron en el aire sustentado por la posición de la izquierda; tres se fueron del recinto durante la votación. Tres peronistas, de Unión por la Patria: Parrilli, Martínez y Peralta. Se fueron sembrando la semilla para una futura oposición electoral, y recibiendo cascotazos retóricos desde todos los ángulos, criticando despiadadamente lo que pretendió ser una defensa de la pureza de los procedimientos y terminó siendo una sarasa ininteligible.
Gloria Ruiz pasó del paraíso de las construcciones políticas y sus ventajas y beneficios, al infierno no deseado en el que viven o vivirán los desplazados, los perdedores sin nobleza. No refutó una sola de las culpas administrativas o de conducta que se le señalaron, sino que habló -ella o sus abogados- de un imposible lawfare de entrecasa, de conjuras de una casta a la que perteneció por entero, de persecuciones impostadas y maniobras maquiavélicas de tanta sofisticación que, de haber existido, producirían migrañas colectivas, epidemias de dolores de cabeza.
Ha sido un largo y oprobioso adiós, porque no nació hace un mes, ni hace un año, sino, posiblemente, desde el mismo momento en que la empleada municipal se transformó en candidata a intendente, para ser intendente, y ser después candidata a vicegobernadora, y finalmente, ser vicegobernadora: dueña y señora (creyó) de un palacio lujoso llamado Legislatura, administradora de dineros propicios para homenajes vanos, publicidades personales, y festivales folklóricos que sintonizaran la imagen populachera a la que quiso rendir culto.
Quienes la defendieron por defecto, proponen ahora leyes anticorrupción, oficinas dedicadas al asunto, exigencias, para que la moral quede en alto y lejos de la corrupción habitual que se admite casi con desparpajo.
No hace falta, posiblemente, cambiar nada. Solo asumir el respeto, y la honestidad. Ojalá todo este purgatorio de culpas compartidas derive hacia ese cauce.