Un abuelo que se la rebusca como albañil para criar solo a sus dos nietos adolescentes, logró un fallo judicial para que la madre de los chicos pague una cuota alimentaria. La mujer fue a vivir a Mendoza, dejó a los pibes al cuidado del hombre mayor y desde entonces no se hizo más cargo. Ahora deberá abonarles el equivalente a un salario mínimo, o el 30% de su sueldo si tiene empleo registrado.
La historia tiene como protagonista a un laburante de toda la vida, que se parte el lomo haciendo changas de albañilería en Roca y, desde hace años, asumió el rol de padre y madre para sus dos nietos de 13 y 17 años. La madre biológica de los chicos, según el expediente judicial, se borró: se mudó a otra provincia, no mantuvo vínculo con los chicos y nunca mandó un peso. Tampoco un mensaje.
El hombre no tiene ingresos fijos, vive de trabajos esporádicos y de la AUH que recibe por los adolescentes. Uno de ellos estudia en una escuela técnica, lo que implica más gastos, y además tiene un tratamiento médico costoso por una enfermedad en la piel. "No me alcanza ni para los medicamentos", declaró desesperado en el expediente judicial.
A principios de este año, cansado de remar solo, presentó una demanda ante el fuero de Familia. Reclamó que la madre se haga cargo, aunque sea en parte, y pidió que la cuota alimentaria sea del 30% de los ingresos que perciba la mujer, o en su defecto, que equivalga al salario mínimo, vital y móvil.
La mujer, que ahora vive en Mendoza, aceptó a regañadientes pagar, pero ofreció una cifra inferior: $60.000. Alegó que sólo consigue trabajo por temporadas, como cosechadora de tomates, haciendo limpiezas y algo de costura. También dijo que el abuelo de los chicos no le permite hablar con ellos y pidió que se le autorice un régimen de comunicación.
Sin embargo, la jueza de Familia Natalia Rodríguez falló en favor del abuelo y de los adolescentes. Consideró que la mujer está en condiciones de trabajar y que tiene la capacidad suficiente para generar ingresos. "Está sana, puede trabajar y debe asumir su responsabilidad", indicó la magistrada roquense.
El fallo fue claro: la madre deberá pagar el equivalente a un salario mínimo. Pero si consigue un empleo registrado, la cuota se elevará al 30% de su sueldo. El criterio de la jueza fue contundente: la responsabilidad alimentaria no es optativa, es legal y moral.
El fallo también recuerda algo elemental pero que muchos olvidan: la cuota alimentaria no es solo para comida, sino también para vestimenta, salud, educación, vivienda y todo lo que implica criar a un chico en este país. Y en este caso, fue el abuelo el que se puso la familia al hombro mientras la madre miraba para otro lado.