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Sábado 26 de Abril, Neuquén, Argentina
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La construcción política de Figueroa, del Vaticano a esta Neuquén indómita

En el ADN de la formación política de Figueroa, pesa el ejemplo de quien fuera el Papa argentino.

Sabado, 26 de abril de 2025 a las 08:56

En mayo del año pasado, el gobernador neuquino, Rolando Figueroa, estuvo con el Papa Francisco. Fue su segundo encuentro, porque antes lo había visitado, también en mayo, en 2023, cuando todavía no había asumido al frente del gobierno de la provincia y ya había sido elegido para ese cargo. No fueron visitas ociosas, ni con el solo afán de mostrar la postal conveniente: la doctrina esparcida desde el Vaticano por el jesuita argentino ha sido seguida con mucha atención por quien ahora pretende consolidar una construcción basada en la unidad tras objetivos de beneficio social común, y que, a los fines políticos concretos, define como "neuquinidad".

El mensaje político de quien hoy, 26 de abril de 2025, fue enterrado en la iglesia Santa María Maggiore, en Roma, se va perfilando con una claridad que solo entrega la muerte: tal vez ese ataúd sin brillo ni oropeles, que contiene su mortalidad flagrante, haya sido el impacto visual mayor de una doctrina que, combinando inevitables virtudes y defectos, pretende hacer eje en la austeridad, la sencillez, la moderación, en definitiva, el camino hacia la única igualdad posible, la que forjan los humanos no por tener, sino por ser.

Figueroa asumió en diciembre de 2023 una gobernación que comenzó tan austera y despojada, allá por los principios de la década del 60 del siglo pasado, como pobre, sencilla y auténtica era la provincia representada en esas primeras gestiones, apenas inaugurada como tal; y que después, a lo largo de los años y de la riqueza petrolera, se fue vistiendo de oropeles innecesarios, obscenos muchas veces, contradictorios con aquellos principios primeros. Lo que primero fue sencillez obligada, se transformó en exhibición impostada de gastos demagógicos y aprovechamientos mezquinos. 

Tras el primer año de gestión, un año después de aquel último encuentro con Francisco, Figueroa ha mostrado como un logro el combate contra aquellos falsos oropeles. Sin que pueda presumir en exceso, es objetivamente cierto que ha controlado el gasto insustancial o pecaminoso; de la mano de ese recurso y ayudado por las circunstancias económicas provocadas por Vaca Muerta, instaló equilibrio presupuestario y aplicó un inédito volumen de recursos a las obras de infraestructura. Al mismo tiempo, está consolidando un liderazgo político basado en la convocatoria amplia, concretizado en la propia gestión, con funcionarios de fuerzas ajenas, y, se supone, puesto a consideración nuevamente en las urnas que se abrirán este año para recibir el voto por las legislativas, el 26 de octubre.

Así, este sábado inaugura el proceso con una reunión de peronistas, en Mariano Moreno; mientras mantiene alimentados con atención y participación a radicales, socialistas, liberales diversos, con profusión de tácticas, gestos, premios y castigos, que traen a la escena la inevitable comparación con aquellas estrategias que aplicara primero Bergoglio y después Francisco, salvando, por supuesto, la diferencia de magnitud y alcance, y el hecho elemental de que no es lo mismo militar en la política laica que en la religiosa.

Un año después, el horizonte de Neuquén se abre promisorio a la esperanza, siempre que se aferre a esa simplicidad, sencillez y austeridad que dejara, sobre esta tierra confundida, el Papa enterrado con viejos zapatos en un cajón de madera de pino. Es un mensaje difícil de asimilar en un Estado acostumbrado a dilapidar recursos con discursos complacientes; pero, al mismo tiempo, es algo en lo que se puede creer, con buena fe, con esperanza, pensando en mejorar la comunidad, y no el propio bolsillo de burócratas de adhesión fácil y sacrificio elusivo.

 

 

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