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Martes 20 de Mayo, Neuquén, Argentina
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Pehuen Sat 3: El satélite neuquino fabricado por la UNCO que necesita financiamiento para llegar al espacio

Un satélite fabricado íntegramente por estudiantes de la Universidad se encuentra en plena etapa de integración y requiere juntar 60 mil dólares para cumplir su sueño. 

Martes, 20 de mayo de 2025 a las 12:36
El equipo de Pehuen Sat-3, formado casi íntegramente por estudiantes

Mientras el mundo entero habla de la nueva carrera espacial liderada por corporaciones, en el sur de Argentina, un pequeño cubo de 10 centímetros guarda el sueño de décadas: el Pehuen Sat 3, un satélite fabricado íntegramente por estudiantes y docentes de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), se encuentra en plena etapa de integración. Su objetivo es claro: volver al espacio en 2026 y reforzar la soberanía científica y tecnológica desde la universidad pública.

Se trata de un proyecto único en el país. “Somos la única universidad pública de Argentina que ha lanzado un satélite al espacio de forma completamente autogestionada. Este será nuestro segundo vuelo, y eso es histórico”, explicó a Mejor Informado el ingeniero Marcelo Aráoz, docente de la Universidad Nacional del Comahue y coordinador del equipo Pehuen Sat.

Un sueño que nació hace 27 años

La historia del satélite neuquino se remonta a 1997, cuando estudiantes y docentes de Ingeniería comenzaron a soñar con poner en órbita un satélite diseñado y fabricado en Neuquén bajo la dirección del reconocido especialista Jorge Lassig. En 2007, esa visión se concretó con el Pehuen Sat 1, que fue lanzado al espacio desde India gracias a un convenio con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).

Jorge Lassig, a cargo del equipo que en 2001 empezó a soñar con llegar al espacio con la bandera neuquina

En aquel momento, la universidad salía de la crisis del 2001, sin financiamiento ni experiencia. Aun así el equipo técnico hizo historia. Pero tras esa hazaña, no hubo continuidad inmediata: el Pehuen Sat 2 nunca se concretó por falta de apoyo estatal y financiamiento. Recién en los últimos años el equipo retomó el impulso con el actual Pehuen Sat 3, que apunta a lanzarse en 2026.

Lo distintivo de este caso es que, a diferencia de los otros proyectos de investigación que existen en el país "la mayoría de este proyecto son estudiantes con la ayuda de algunos docentes que solo somos guías", detalló Araoz.

Para qué sirve el Pehuen Sat-3

Además de su valor académico y científico, el Pehuen Sat-3 también plantea un uso concreto para zonas rurales sin acceso a internet. Gracias a su tecnología, comunidades alejadas podrán transmitir datos mediante señal satelital sin necesidad de conectividad terrestre. Esto representa una gran oportunidad para el monitoreo ambiental en áreas aisladas.

“Por ejemplo, en un feedlot ubicado en una zona sin acceso a internet, un grupo de investigadores podrá recolectar y cargar datos sobre las emisiones de metano y, en lugar de trasladarse físicamente o depender de conexiones tradicionales, podrá enviarlos directamente a través del Pehuen Sat-3”, explicó Araoz. 

El diseño del Pehuen Sat, un modelo bien neuquino

"Queremos integrar a otras especialidades desde la salud hasta la investigación de la calidad del agua, las cloacas o el riego o el trafico. Aquí hay mucha gente que investiga muchos temas. Y eso implicaría integrar a ellos a la recolección de los datos y empezar a pensar que se puede pensar en colaborar desde el aspecto de la comunicación", concluyó en relación a la utilidad del satélite. 

Tecnología de frontera hecha en la Patagonia

El Pehuen Sat 3 es un satélite del tipo CubeSat 1U, con un diseño cúbico de 10x10x10 cm. Si bien su tamaño es pequeño, su complejidad es enorme: incluye sistemas de potencia, control térmico, antenas, comunicaciones, sensores solares, microcontroladores y software a bordo.

Todo esto está siendo desarrollado por un equipo multidisciplinario de docentes, investigadores y estudiantes de las carreras de Ingeniería Electrónica, Mecánica, Geología e Informática, entre otras. 

Pehuen Sat-3, chico pero con alta carga para la educación regional.

“Este satélite puede cumplir múltiples misiones. Podríamos usarlo para medición de radiación, evaluación de sensores, tareas de observación o incluso educación científica. Pero más allá de la misión puntual, lo importante es el conocimiento que genera”, detalló Aráoz.

De esta manera, cualquier sistema que tenga un microcontrolador (como Arduino o Raspberry Pi) podrá enviar pequeños paquetes de datos al satélite, lo que abre una gran posibilidad para múltiples áreas del conocimiento.

Una apuesta por la soberanía científica

El Pehuen Sat 3 no sólo es un logro tecnológico: también es un acto de soberanía y un ejemplo del rol que puede tener la universidad pública en el desarrollo espacial argentino. En un país con dificultades presupuestarias, este tipo de proyectos marcan un camino posible para descentralizar la ciencia y democratizar el acceso al espacio.

El conocimiento que se genera acá queda en el territorio. Es una forma de romper con el colonialismo tecnológico. "Cada escuela secundaria o universidad que quiera realizar pruebas con el equipo de Pehuén Sat podrá colocar un sensor, un equipo de radioaficionado y subir los datos específicamente del mundo de la investigación del medio ambiente para luego ser publicados en un sitio oficial", detalló Araoz. 

Un llamado a Neuquén y al país

Aunque el proyecto está en marcha, su concreción final requiere mayor financiamiento y respaldo institucional, tanto a nivel provincial como nacional. “Necesitamos 60 mil dólares. La universidad no cuenta con ese respaldo, Hemos desarrollado todo a pulmón y con cero dinero y mucha capacidad intelectual. Estamos muy bien posicionados a nivel nacional, pero hoy necesitamos ayuda”, afirmó Aráoz.

Para el equipo del Pehuen Sat, lo que está en juego no es solo el éxito de una misión espacial, sino la posibilidad de consolidar una cultura científica patagónica, soberana y con proyección global.

“Queremos que cuando el Pehuen Sat 3 esté en órbita, muchos chicos y chicas en las escuelas piensen: ‘yo también puedo hacer eso’. Es importante que nuestros propios alumnos generen empresas propias para salir al mundo satelital”, concluyó Aráoz.

Ahora resta que estos últimos meses se continúe con la terminación del proyecto y se pueda contratar un lanzador para llegar al espacio en 2026. Para ello deben llegar a conseguir financiamiento para que no suceda lo mismo que sucedió con el Pehuen Sat-2. 

 

 

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