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Viernes 25 de Julio, Neuquén, Argentina
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Cómo atienden los problemas de consumo de los indigentes que asisten al refugio nocturno

En el refugio nocturno de Ciudad Deportiva, psicólogos trabajan a diario con quienes transitan problemáticas de consumo o padecimientos mentales. “La idea es no soltarlos, acompañarlos hasta que puedan conectarse con un espacio de tratamiento”, explican los profesionales.

Viernes, 25 de julio de 2025 a las 00:45
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El frío del invierno se combate con abrigo, comida caliente y un techo seguro. Pero también con algo igual de vital: contención emocional. Y eso es justamente lo que brinda el equipo de salud mental en el refugio nocturno que desde fines de junio funciona en Ciudad Deportiva, donde cada noche llegan personas en situación de calle.

El psicólogo Jonathan Muñoz, especialista en consumos problemáticos, que forma parte del equipo de la Secretaría de Emergencias y Gestión del Riesgo, señaló que desde el primer día de funcionamiento del dispositivo realizan admisiones, entrevistas individuales y seguimientos personalizados a las personas que acuden a este espacio. “Notamos que si bien muchos llegaban sin estar bajo efectos del consumo, reconocían que tenían esa problemática. Aunque también había quienes no lo asumían como tal”, señaló en una entrevista en el programa Entretiempo que se emite por AM550.

El 80 por ciento de las personas que llegan presentan problemas de consumo. Para muchos, el lugar les ofrece el primer paso en un proceso de acompañamiento de la problemática que padecen. 

El abordaje no es un tratamiento clínico en sentido estricto, sino una estrategia de orientación, escucha y acompañamiento, explicó el profesional. “Les explicamos que nuestro abordaje tiene que ver con orientar, acompañar y, si es posible, hacer un enlace con espacios terapéuticos. Lo que hacemos es un enlace y seguimiento. Si vemos que alguien está dispuesto a iniciar un proceso terapéutico, buscamos vincularlo con espacios existentes —ya sea un centro de salud o incluso un lugar religioso— que él mismo elija. Mientras tanto, lo acompañamos”, explicó.

El abordaje contempla tres perfiles principales: personas dispuestas a iniciar un tratamiento y con espacio disponible; personas que reconocen el problema pero no están listas para actuar sobre él y personas que quieren empezar un proceso pero no tienen aún un lugar de asistencia habilitado.La novedad es que, ante la creciente demanda, se iniciaron espacios grupales dentro del propio refugio. Gabriela Souto, psicóloga de la Secretaría de Emergencias, lo describió de la siguiente manera: “Desde que se generó este espacio venimos acompañando a las personas con entrevistas individuales, generando un espacio de primera escucha. Pero vimos la necesidad de crear espacios grupales que permitan, por un lado, garantizar acceso a un entorno de contención, y por otro, realizar un acompañamiento mientras dure el tránsito de estas personas por el refugio.”

Comentó que a partir de esta semana funcionan dos grupos: uno, al que puede sumarse cualquier persona que esté en el refugio, y otro cerrado, con quienes ya tienen un proceso en marcha.

Además, gracias al trabajo conjunto con la Universidad de Flores (UFLO) y el Ministerio de Trabajo, se sumaron acompañantes terapéuticos en formación, psicólogos y psicólogos sociales para fortalecer el dispositivo. “La idea es acompañar las trayectorias individuales y facilitar el acceso a un espacio de tratamiento más sostenido”, destacó Souto.

El trabajo del equipo no se limita a “esperar” que alguien pida ayuda, hay seguimiento, escucha y respeto por los tiempos de cada uno.

“No nos paramos del lado de la abstinencia. No les decimos ‘dejá de consumir’. Pero muchos vienen y te dicen con orgullo: ‘llevo cinco días sin consumir’. Eso es un montón”, reflexionó Muñoz.

La mayoría de las personas que asisten diariamente al refugio son provenientes de distintas ciudades de la provincia y el resto de otras provincias. Más del 90 por ciento son varones.

La convivencia, lejos de ser conflictiva, generó vínculos de cuidado. El espacio no ha registrado episodios de violencia. “Muchos están agradecidos y cuidan el espacio. Entre ellos se ponen límites. Me dicen: ‘No queremos que este lugar se pierda’. Incluso se dan situaciones donde se encuentran con exparejas o conocidos de la calle, y trabajamos en la contención para que eso no derive en conflictos”, relató.

¿Y después del 30 de agosto?

El refugio es parte de un dispositivo emergente impulsado por el Gobierno provincial a través de la Secretaría de Emergencias y Riesgos y los Ministerios de Seguridad, de Trabajo y Desarrollo Laboral, Desarrollo Humano y Gobiernos Locales y Mujeres. Su continuidad es incierta más allá del 30 de agosto, pero el equipo ya piensa estrategias para no soltar a quienes están en proceso. Además cuenta con la participación de organizaciones de la sociedad civil. 

¿Qué pasará entonces con los procesos que hoy se están gestando? “Desde el equipo de consumos problemáticos tenemos como objetivo que, de acá al 30 de agosto, cada persona que esté sosteniendo el proceso logre insertarse en un espacio terapéutico. Si no es posible, la idea es seguir acompañándolos, ya sea con grupos o entrevistas individuales. Nos hacemos cargo del ‘mientras tanto’”, subrayó Muñoz.

Más allá de la urgencia y del frío, lo que se construye en Ciudad Deportiva es algo que no siempre tienen quienes viven en la calle: un espacio donde son escuchados, respetados y acompañados en su proceso de reconstrucción emocional. Lo que se respira todas las noches en las carpas instaladas es dignidad, escucha y la posibilidad concreta de empezar de nuevo.

 


 

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