Atacar los incendios en el Parque Nacional Lanín está siendo una tarea que requiere ayuda de diversos puntos del país. A los brigadistas, bomberos y distintos voluntarios se sumó la importante labor de Héctor Martín Van de Velde, piloto instruido a cargo del manejo del Boeing 737 que llegó desde Santiago del Estero a combatir el fuego en Valle Magdalena.
En diálogo exclusivo con Mejor Informado el piloto contó detalles de su experiencia. Trabajar con esta maquinaria pesada no es una tarea fácil, ya que el Boeing 737 que se encuentra en la zona de incendios tiene el largo de un edificio de 4 pisos y el peso de una ballena (o de 53 autos). Sin embargo, Van de Velde tiene la muñeca entrenada: "Las maniobras son bastante cuidadas por el solo hecho de que andamos muy cerca del terreno". Claro, la capacidad de giro que tiene un avión de estas magnitudes nada tienen que ver con la de las avionetas y helicópteros que trabajan en la zona,
Eso no es excusa para el experimentado piloto que maneja un avión único en el mundo. Solo hay tres Boeing 737 habilitados para brindar un servicio hidrante. Son 15.000 litros los que tira Van de Velde en cada vuelo, que caen directo sobre los focos de incendio. Con la ayuda de este gigante los encargados de parques nacionales han sabido encausar la lucha contra los incendios.
El trabajo no lo realiza solo. Está bien acompañado por su equipo compuesto por el comandante Jorge Azar y el grupo de mecánicos aeronáuticos de Santiago del Estero. En la base articulan sus llamados con los bomberos de San Martín de los Andes y Junín de los Andes, con quien han sabido coordinar la tarea para combatir los incendios. Sin la labor de los locales "que nos abastecieron de agua todos los días", el avión no hubiera podido sobrevolar el fuego.
Estrategia mancomunada para luchar contra los incendios
"Estamos atacando diferentes focos de incendio con muchos helicópteros y aviones, lo que hace más fácil la tarea a la hora de intentar bajar la intensidad del fuego", explicó el piloto. "Después de ese trabajo pueden entrar los bomberos para terminar de enfriar lo que queda", concluyó. En otras palabras el avión y sus bocanadas de agua buscan reducir las llamas más grandes que impiden el acceso al lugar y, con las llamas controladas, los bomberos pueden llegar a apagar el incendio desde la base.
"Estamos atacando diferentes focos de incendio con muchos helicópteros y aviones, lo que hace más fácil la tarea a la hora de intentar bajar la intensidad del fuego", explicó el piloto. "Después de ese trabajo pueden entrar los bomberos para terminar de enfriar lo que queda", agregó.
Día a día cambian el lugar de trabajo del avión, para poder atacar distintos frentes según sea necesario. Con la zona despejada, y sin personas alrededor, se abren las compuertas del avión que tira 15.000 litros en cada viaje. En el transcurso del día los descansos del piloto solo se dan mientras una bomba especializada carga el agua en la aeronave: el resto de las horas sobrevuela la zona de incendios para poder ganar terreno.
En la zona la situación es bastante inestable y depende en la gran mayoría del tiempo de la condición climática: "La situación empeora con la temperatura y más en los lugares de difícil acceso para los bomberos", se lamentó el piloto. Para suerte de él ,y de todos los brigadistas, durante los últimos días ligeras lloviznas redujeron la intensidad de las llamas, pero aún no se pueda cantar victoria: "Seguimos trabajando en los focos de incendios después de las lloviznas", concluyó.
Lograr reducir y controlar el incendio es una tarea mancomunada y la labor de especialistas que se acercan a la zona son más que destacables en un contexto de extrema urgencia. En medio de un convenio entre el Gobierno de Neuquén y el de Santiago del Estero llegan héroes silenciosos como el caso de Héctor Van Velde que ha puesto su trabajo al servicio de la comunidad. Uno nunca espera lo peor, pero hay que estar preparado.