Qatar 2022, el Mundial de la polémica

Por Hernán Di Menna

Todavía no comenzó a rodar la pelota y el Mundial ya es un escándalo. Aún lejos de la atracción que seguramente generará cuando Messi y compañía salgan a la cancha, Qatar es sinónimo de polémica.

Todo empezó con la elección de la sede. El estado árabe se encuentra en el Golfo Pérsico y como toda la región, cuenta con un poderío económico importante a partir de la extracción y producción de petróleo. Este apoyo financiero resultó determinante a la hora de ser elegida. Esto le otorgó el poder para vencer a otros candidatos de la talla de Estados Unidos, Corea del Sur, Japón y Australia.

Luego de resultar elegida por la FIFA, se planteó el primer cambio. Debido a las altas temperaturas del país en junio, mes histórico en el que se desarrollaron todos los Mundiales desde 1930, la competencia pasaría a Noviembre. Imaginen el poder de lobby de los príncipes para lograr semejante modificación en el calendario. Pero esto no es lo más transgresor, ni cerca. El plan integral, con creación de estadios de primer nivel, hoteles 7 estrellas e instalaciones adecuadas para recibir a los miles de visitantes, tuvo sus vicisitudes. Un informe de Amnistía Internacional desnudó todo el aparato de contratación de mano de obra para la construcción en semejante magnitud. 

Qatar cuenta con muy pocos habitantes y la mayoría son millonarios. La mano de obra necesaria para el normal funcionamiento de las grandes ciudades se las da migrantes que buscan huir de la pobreza de sus países. La mayoría de los trabajadores golondrinas provienen de países como Nepal, Bangladesh e India. Pero, para conseguir empleo deben pagar elevadas comisiones. Los trabajadores han tenido que desembolsar sumas que iban desde 500 a 4.300 dólares estadounidenses a contratistas e intermediarios sin escrúpulos en sus países de origen.

Además, las terribles condiciones de vida a la que pueden acceder esos trabajadores en Qatar son de hacinamiento y de falta de higiene y seguridad en sus alojamientos. La gran mayoría se organizó en grupos de 8 o más personas por habitación para abaratar los costos. Aún violando las leyes qataríes y las Normas para la Protección de los Trabajadores que permiten como máximo cuatro camas por habitación y prohíben el uso compartido de camas y el uso de literas.

“Aún recuerdo mi primer día en Qatar. Prácticamente, lo primero que hizo [un agente] que trabajaba para mi empresa fue quedarse mi pasaporte. Desde entonces, no lo he vuelto a ver”, denunció a Amnistía Shamim, jardinero de Bangladesh que trabaja en Aspire Zone, también conocida como Doha Sports City, un complejo deportivo de 250 hectáreas ubicado en el distrito Baaya de la ciudad de Doha.

Los agentes de contratación, además, hicieron falsas promesas respecto al salario de los trabajadores, y sobre la clase de empleo ofertado. Los 300 dólares al mes que solían prometer como sueldo promedio resultaron ser sólo 190 una vez llegados a Qatar. Así lo recuerda Mushfiqur, obrero de la construcción: “El gerente sólo dijo: ‘Me da igual lo que te hayan dicho en Bangladesh. Cobrarás este sueldo y nada más. Si sigues protestando les diré que cancelen tu visado y te manden de vuelta a casa’”.

Los retrasos en el pago de los salarios también fue moneda corriente. Varios meses sin cobrar el salario completo trajo consecuencias desastrosas, ya que a los trabajadores se les complicaba el acceso a la comida, enviar dinero a sus familias o hacer pagos sobre préstamos asociados a la contratación. Una situación que a muchos los llevó al borde de la desesperación.

Otros de los problemas denunciados es que los empleadores no expedían o renovaban el permiso de residencia a sus trabajadores, a pesar de que están obligados a hacerlo según el derecho qatarí. Con estos documentos de identidad, los trabajadores pueden demostrar que tienen permiso para vivir y trabajar Qatar. Sin ellos, pueden ser encarcelados o multados. Por esta razón, algunos de los hombres que trabaron en las obras en estadios, hoteles o carreteras elegían residir en habitaciones muy cerca de su lugar de trabajo y casi no conocieron otra zona que en la que hacían sus labores.

Pero lo más dramático tuvo que ver con las amenazas: si los trabajadores osaban quejarse de las condiciones o pedían ayuda eran normalmente intimidados y amenazados por sus empleadores. Así lo contó a Amnistía un migrante que trabajaba en las obras del estadio Jalifa: “Fui a la oficina de la empresa, le dije al gerente que quería irme a mi casa [en mi país] porque siempre recibía la paga con retraso. Me dijo a gritos: ‘Sigue trabajando o no te irás nunca’”.

Todas estas denuncias no llegaron a oídos de la gran masa de la población futbolera que ansía ver rodar la pelota y ver a su selección levantar la Copa del Mundo. Ni siquiera la FIFA se hizo eco de las muertes en la construcción por las pésimas condiciones de trabajo y las altas temperaturas. Una investigación del diario británico The Guardian cifró en 6.500 el número de estas muertes, basándose principalmente en los datos proporcionados por los países de origen de los trabajadores.

QATAR EN CIFRAS

• Más de 1,7 millones de trabajadores son migrantes en Qatar, más del 90% de la mano de obra
• 6.500 muertes se denunciaron desde que Qatar empezó sus obras
• 3200 hombres que trabajan en la Aspire Zone sufrieron abusos y explotación diarios; algunos fueron víctimas de trabajo forzado
• Entre USD 500-4.300 es la cifra que pagan los trabajadores migrantes a las agencias de contratación en sus países de origen para conseguir un trabajo en Qatar
• Se otorgaron más de USD 90 millones para una empresa, Six Construct, por la reforma del estadio Jalifa
• Se le dieron más de USD 35 millones a Eversendai, principal subcontratista, por el estadio Jalifa
• USD 2.000 millones se calculan ingresos de la FIFA por este Mundial
• USD 220 es el salario medio mensual de los trabajadores de hoteles, restaurantes, y demás sitios turísticos de Qatar

Sí,  este es el lado B de Quatar. Y, más allá de que todos vamos a disfrutar de ver a nuestra selección, sepamos que hay tierra debajo de la alfombra... de césped.