SUPERFICIES DEL LEER 

¿Es posible que un museo esté dentro de un libro?

La poeta Cecilia Pérez nos abre la puerta de su mundo literario para recorrer “Imaginaria”, una obra artística que vale el esfuerzo para hacer aparecer la belleza.
martes, 23 de mayo de 2023 · 15:27

Por Romina O, lectora y poeta de Neuquén.

¿No deberíamos dejar de repetir que la gente no lee? Pierde sentido la frase, pareciera que no hacemos otra cosa que leer como forma de aproximarnos al mundo. Leemos gestos, sonidos, vibraciones, carteles, pantallas, miradas, ausencias, y palabras; sí, porque de eso se trata este escrito: de leer literatura.

Cecilia Pérez (Catriel, 1978) es una poeta muy cuidadosa de sus producciones artísticas. Para su Imaginaria eligió la edición en formato plaqueta: material de lectura breve y portátil que fuera utilizado en otros tiempos como avance o muestra previa de un material literario más extenso. En la actualidad conforma un soporte textual por sí mismo.

La edición de este material fue realizada por PAQUIDERMO, una joven editorial del valle de la que forma parte la autora. El diseño y la maquetación de este delicado objeto literario estuvo a cargo de Matías Castro Sahilices (diseñador editorial de la revista Salvaje Sur) y fueron impresas por ARS Editorial.

 

SUPERFICIES DEL LEER 

Pérez nos presenta una plaqueta que contiene un museo en el que se pueden observar, vibrar, percibir constructos artísticos por los que nos hace desfilar, cuadro por cuadro. Atención: en vez de ver la imagen, tenemos que leer lo que se imaginó como tal; debajo, y al estilo de cualquier museo, cuelga el título de la obra y, no conforme con esa especificación, nos describe la técnica pictórica utilizada. ¿Creerá la poeta que estos datos nos aclaran el panorama leyente?

Cada página es un lienzo expuesto con palabras, todo está allí (colgado) en la pared blanca de la hoja para proponernos el trabajo inverso de la obra pictórica. Desde las palabras vamos hacia la imagen, nos toca imaginar. Esta autora sabe que quienes habitamos el planeta hoy, tenemos entrenado el músculo a la inversa: vemos una imagen y desde ahí disparamos hacia algún campo semántico, y quizás hacia alguna palabra. El ejercicio cuesta, es un esfuerzo que hace aparecer la belleza.

 

Un cuerpo que lee es un mundo íntimo completo y complejo, eso podría ser una aproximación “imaginaria” a una definición nueva de museo después de la lectura de esta plaqueta.

 

¿Es posible que un museo esté dentro de un libro? Pensamos como museo aquellas instituciones físicas que diseñamos para guardar, encerrar, proteger las obras que otras instituciones ponderan como artísticas. El museo es exterior a las personas, es una construcción de materiales, de cemento. No es una construcción mental ¿o sí?

¿De qué se nutre el museo poético de Cecilia Pérez? ¿Es posible comprender completamente la metáfora que lo contiene? ¿Será sólo una? ¿Es acaso esa metáfora otra cosa que una intimidad? Y al ser enunciada desde la poesía ¿se vuelve sentible y vivible para quienes leen? ¿En qué nos transforma la experiencia de apreciar la belleza y ponerla en pensamiento? ¿Es todo eso leer?

 

 

Abre y abre y sigue abriendo. Incesante es el crecimiento de propuestas semánticas que tiene este material. Entonces, recapitulamos como para asirnos a algo firme: somos leyentes que asistimos a la lectura de una plaqueta que tiene un museo que una poeta pone a disposición desde su imaginación y su propia poesía se vuelve el museo que la contiene. Nos perdemos en este trabajo de entender.

A veces cuando asistimos a muestras de arte nos enojamos un poco porque sentimos que no entendemos del todo o, que no entendemos nada, algo se escapa, parece estar al alcance de otras personas que entienden mejor. Estamos leyendo un libro que tiene poesía, no solamente en la combinatoria semántica, sino también en el procedimiento.

Listo. De repente, la puerta de acceso al museo se hizo giratoria y ya se respira otro aire. No se puede tocar nada, como en cualquier museo, pero tocamos todo porque ahora entramos en código y también empezamos a imaginar.

COSA SERIA

Esta poeta rionegrina presentó Imaginaria al público general en la ciudad de Neuquén a principios de mayo donde se realizó una lectura compartida a cargo del proyecto de gestión cultural literaria Cosa Seria, grupo que viene pensado la conversación alrededor de los libros desde principios de año.

¿Qué hace esta gente? ¿Por qué se juntan a leer? Porque les encanta. Tanto, que necesitan expresar las cualidades potenciadoras de la lectura colectiva. Aman leer, celebran los libros nuevos, y se acompañan para mostrárselos a quienes quieran leer también.

Y sí, todo esto está pasando en Neuquén capital. Mientras mucha gente piensa que ya nadie lee, que la imagen ganó la contienda, poetas siguen escribiendo, editan, presentan, comparten, conversan. Todo esto ocurre alrededor del libro, esa materialidad mutante que no se queda quieta.

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