El periodista y escritor Martín Caparrós padece Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Él mismo lo reveló, en un reportaje reciente. Se sabía que estaba en silla de ruedas, que estaba enfermo, pero no su diagnóstico exacto. Lejos de deprimirse, escribió un libro. E hizo consideraciones acerca de cómo es la progresiva pérdida de control de los músculos del cuerpo. En uno de esos párrafos, concretamente aludió a la parodia de "bajadas" para gente en silla de ruedas que hay en la mayoría de las veredas de la ciudades argentinas.
"Es una metáfora de la Argentina porque es fácil engañar a mucha gente, uno no se da cuenta de eso hasta cuando tiene que ir en silla de ruedas, 99% de la gente no va. Entonces ves las bajadas en todas las calles en Buenos Aires, hasta que querés usarlas para lo que están hechas y te das cuenta que no sirven, están hechas chantamente, tienen un agujero en el cual te vas de boca", dijo Caparrós según se cita en Infobae.
La "metáfora" tiene vigencia más allá de Buenos Aires, obviamente. En concreto, si Caparrós viniera a Neuquén, se daría cuenta que la situación es aún peor. Es imposible para alguien que se movilice en silla de ruedas andar por la ciudad capital de la provincia.
En el reportaje más reciente, se anticipan fragmentos del libro, que publicará Penguin Random House.
"Me dijeron que me voy a morir. Es tonto: no debería necesitar que me lo digan. Pero una cosa es saber que te vas a morir alguna vez —empeñarte en olvidar que te vas a morir alguna vez— y otra muy otra que te digan que hay un plazo y ni siquiera es largo.
El proceso lo fue: durante meses, médicos agotaron sus variadas ignorancias buscando explicaciones que fallaban. Todo había empezado con una tonta caída en bicicleta —y fue en París, para que significara un poco más, agosto de 2021. Desde ese golpe, el dedo gordo de mi pie derecho no seguía mis órdenes. Entonces fui a ver a un traumatólogo que me dijo que me había seccionado un tendón y que debía operar. Yo pensé que no valía la pena: podía vivir con el dedo gordo de mi pie derecho levemente rebelde. Después, poco a poco, fui notando que mis piernas se cansaban pronto (...)"
La ELA no tiene cura, al menos por ahora. Otro talentoso argentino la padeció y murió con ella: Roberto Fontanarrosa. Otro enfermo con esa enfermedad, quien actualmente la padece, es el político Esteban Bullrich.