Spoiler: vas a amar aún con más intensidad el vitel toné, los tomates rellenos, el matambre con rusa y la lengua a vinagreta. Ni mencionar el asado porque no se puede amarlo más…
La Navidad es en Argentina sinónimo de banquete, un sinfín de platos que no llegamos a probarlos a todos. Aunque afuera no es una fiesta que todo el mundo celebre, donde prende, se hace con creatividad, orgullo cultural y, en algunos casos, con un poquito de delirio. Porque si hay algo que caracteriza a estas fechas es que no hay un manual único: cada país, cada pueblo y hasta cada casa inventa su propio ritual. Y si algo no puede faltar en este cóctel de tradiciones, es la comida.
Ahora, lo curioso es que la Navidad no sabe igual en todos lados. No, señor. Mientras que en algunos países se luce con platos que parecen salidos de una revista gastronómica, en otros, las mesas están llenas de cosas que te harían dudar si es un banquete o una prueba de valor.
Así que, si pensabas que el menú de tu familia era raro porque alguien insiste en ponerle pasas de uva a todo, prepárate. Vamos a hacer un recorrido por las mesas más extrañas, curiosas y extravagantes de la Navidad global. Y ojo, que esta lista no es para estómagos débiles.
Tener una carpa viva en la bañera
Imaginemos la escena: invitados llegando, las luces del árbol titilando, una copita por aquí y… ¿una carpa nadando en la bañera? Bienvenidos a Polonia, donde esta tradición no solo es real, sino que también tiene sus raíces en épocas pre-heladera. En lugar de pescarla en el último momento, como dictaría la lógica moderna, muchas familias polacas prefieren tener al próximo plato principal nadando cómodamente en el baño hasta la hora de la cena. Algo así como un “spa” final antes de pasar al plato. Suena raro, pero que sale fresco, sale fresco.
Comer pollo frito
Si alguien pensó que en Japón la Navidad estaba llena de sushi, tempura o ramen, se equivocó. Aquí, el verdadero rey de la mesa navideña es… ¡KFC! Sí, el pollo frito de la cadena estadounidense se ha convertido en un ritual que mueve multitudes. Todo empezó en 1974 con una estrategia de marketing brillante: “Kentucky para Navidad”. Se instaló falsamente a esa comida rápida como un alimento tradicional de Navidad estadounidense para aumentar las ventas y a los niños les encantó. Resultado: largas filas para asegurarse el balde de pollo crocante. Desde ese momento para acá, el logo de KFC en Japón es casi sinónimo de Santa Claus.
Una almendra para todos
En Noruega, el postre navideño no sólo es muy rico, sino que también viene con un toque de emoción y juego. Se trata de un clásico arroz con leche especiado pero que esconde un pequeño secreto: una única almendra. ¿El objetivo? Encontrarla. Quien la descubra no sólo se lleva una dosis extra de suerte según la tradición, sino también algún premio previamente estipulado. Ojo: este es el tipo de juego que puede terminar en disputas familiares, especialmente con los primos competitivos.
Ni uno, ni dos… ¡13 postres!
Si algo saben hacer en Francia es exagerar, pero con estilo. ¿Por qué conformarse con uno o dos postres cuando podés tener 13? Esta tradición, que rinde homenaje a los comensales de la Última Cena, es un verdadero desafío para los que tienen la suerte de vivirlo. Desde frutas secas hasta tartas de almendras y dulces regionales, la mesa navideña parece más una exhibición de pastelería que una comida familiar. ¿La mejor parte? Siempre hay algo para llevarse como vianda a casa.
Ponche al alma
En México, la bebida oficial de la Navidad es el ponche. Pero no cualquier ponche: este se sirve caliente, en jarrones de barro y está cargado de frutas tropicales, caña de azúcar cruda, hibisco y canela. Más que una bebida, es una experiencia sensorial. Lo mejor es que, aunque no lleva alcohol oficialmente, siempre hay alguien que aparece con un “toquecito” de tequila o ron. Ya saben, para “reforzar el espíritu navideño”. Siempre hay que apagar el picante de la comida típica con algo.
China: pescado para la abundancia
En China cada vez se celebra más la Navidad occidental y luego, su año nuevo en febrero. Y se ha comenzado a entrelazar con una particular simbología que apunta directo al estómago. Aquí, el pescado es el protagonista indiscutido de la mesa navideña, porque la palabra china para "pescado" incluye el ideograma de "abundancia". Así que, más que una cena, es un deseo comestible de prosperidad. Como si fuera poco, los niños reciben sobres rojos con dinero en vez de un juguete.
Sudáfrica: orugas fritas
Si creés que ya lo viste todo en la mesa navideña, es porque nunca pasaste las fiestas en Sudáfrica. Aquí, la estrella culinaria son… ¡las orugas fritas! Antes de que pongas cara de espanto, dejame decirte que son consideradas una verdadera delicia. Crujientes, sabrosas y cargadas de proteína, estos pequeños insectos se fríen hasta alcanzar una textura que algunos describen como "la perfección del snack". ¿Estás para probar?