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De los yacimientos a los potreros: la pasión de Elvis Vallet por los caballos

Actualmente trabaja en el yacimiento Río Neuquén como operador de boca de pozo.
Jueves, 22 de agosto de 2024 a las 18:05

Elvis Vallet es un trabajador petrolero nacido y criado en Neuquén. Tiene 32 años, a los 25 comenzó a trabajar en los yacimientos petroleros. Su diagrama es de 14x14, por lo que durante la mitad del mes vive en Neuquén y los otros días en Buenos Aires. 

Durante el mes, Elvis combina su trabajo en la industria petrolera con su pasión por los caballos. Trabaja en el yacimiento Río Neuquén, ubicado en el ala sur de la Cuenca Neuquina. Durante 14 días trabaja como inyeccionista de boca de pozo. Sus días de descanso los utiliza para visitar a sus caballos. 

En diálogo con radio AM550, Elvis explicó que “desde pequeño" su pasión eran los caballos. Como venía de una familia de clase media, trabajadora, su meta en la industria petrolera era poder tener los recursos económicos para poder cumplir su sueño, por ello invirtió sus primeros sueldos los en la compra de un caballo. 

“Mi primer caballo, que compré un caballo con un mes de vida, sin saber nada, sin conocer a nadie. Por suerte me encontré con personas muy buenas y hoy tenemos una gran amistad. Ellos me fueron guiando en todo este camino de las competencias en Buenos Aires. Así empecé, con uno, ahora ya son seis”, expresó. 

Explicó que son caballos de cuarto de milla y que compiten en la disciplina ‘rienda’. El año pasado deslumbró con su caballo en la exposición rural de Palermo y ganó un premio con uno de sus caballos, un potrillo nacido de una de sus yeguas.

Comunicó que la disciplina trata de enseñarle al caballo desde muy chiquito el manejo y la doma racional. “El objetivo es que los caballos le hagan caso al instructor, más que nada con los comandos de voz”, sostuvo. Agregó que “se interesó por esta disciplina ya que está lejos de lo que es el maltrato animal, ya que todo se realiza con respeto hacia el caballo”.

Sus caballos se llaman Sugar, Wimpy's, Elena, Fanning, Thor, y también tiene un burrito llamado Igor. Parte de los caballos se encuentran en Brandsen, y otros en General Las Heras.

Manifestó que más allá de verlo como un negocio, realiza la actividad como una terapia. “Es como mi manera de estar motivado cuando estoy trabajando en el campo. Muchas veces el trabajo requiere muchas exigencias y cuando estoy allá, estoy pensando en mis caballos. Salgo y los voy a disfrutar. Voy como visitante porque no puedo estar con ellos todos los días”. 

A futuro le gustaría emprender en el turismo rural, tener cabañas, ofrecer paseos en cabalgatas, talleres de equinoterapia y disfrutarlos. “Es hermoso ver a tus caballos competir, pero más allá de las competencias, yo me preparo un mate, me voy al campo, me siento al lado de ellos, los veo comer y ya soy feliz”, expresó.

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