Santiago Colombatto no la tuvo fácil. El cordobés de Ucacha dejó su casa a los 10 años para instalarse en la pensión de River, el club del que era hincha y en el que soñaba con debutar. Pero a los 15, ese sueño sufrió un golpe duro: lo dejaron libre. A partir de ahí comenzó un recorrido tan incierto como valiente. Probó suerte en Racing, se entrenó solo durante meses y, a los 17, tomó una decisión que le cambió la vida: viajó a Italia para buscar una nueva oportunidad.
Durmió en casas prestadas, conoció la soledad y la frustración, pero también encontró su lugar en el mundo del fútbol. El Cagliari lo fichó y, pocos meses después, debutó en San Siro. Todo el esfuerzo comenzaba a rendir frutos. No pasó mucho tiempo hasta que fue citado por la Selección Argentina: jugó el Mundial Sub 20 en 2017, ganó la medalla de oro en los Panamericanos de Lima y participó de los Juegos Olímpicos.
Hoy, con 28 años, su nombre resuena en Asturias. Fue una de las figuras del Real Oviedo que logró el regreso a la Primera División tras 24 años. “Es el sueño que busqué durante diez años”, contó. El volante cordobés fue clave en la campaña y fundamental en los playoffs que desataron una fiesta inolvidable: más de 260 mil personas coparon las calles para celebrar el ascenso. “Oviedo me dio estabilidad. Siento que es mi lugar en el mundo”, reconoció con orgullo.
Colombatto festejando a puro cuarteto el ascenso de Real Oviedo:
A lo largo de su carrera, Colombatto pasó por Italia, Bélgica, México y Portugal, siempre reinventándose. En Oviedo, por primera vez, encontró continuidad y pertenencia. Pero hay un deseo que no se apaga: volver a River. “Es una espina que tengo clavada. Estuve tantos años ahí y no pude debutar. Ojalá algún día tenga esa oportunidad”, confesó.
Su historia es la de miles que sueñan con llegar, pero también la de los pocos que no bajan los brazos ante los golpes. Colombatto es un ejemplo de que, a veces, los caminos más largos son los que llevan a donde realmente uno quiere estar.