NEUQUÉN

Reynaldo Villar, toda una vida dedicada al tenis

Tuvo más de 100 alumnos en Neuquén, en Tenis Club, de los cuales muchos llevaron la magia de Villar a Estados Unidos y Europa.
sábado, 18 de enero de 2025 · 10:00

Los amantes del deporte de las raquetas han encontrado su lugar, a lo largo de los años, en Tenis Club de Neuquén; que a través del tiempo creció a grandes e impresionantes escalas. Cada persona que forma parte del lugar es una pieza clave. Entre ellos, se encuentra el profesor de tenis, Reynaldo Villar; quien cuenta con 45 años de trayectoria.

Tenis Club promueve a través del deporte la formación moral y espiritual de la juventud, teniendo como puente a profesionales que sacan lo mejor de cada alumno. En ese contexto, desde el club decidieron homenajear a Villar, nombrando una de las canchas en su honor (la 10). Y es que Reynaldo es para más de 100 neuquinos que se han formado con él, más que un profesor. Es quien les ha trasladado la esencia del tenis como un estilo de vida que requiere de esfuerzo, perseverancia, inteligencia y pasión.

La historia de Reynaldo y cómo llegó a ser profesor de tenis en Neuquén es verdaderamente atrapante. “No tengo edad”, dijo a la redacción de Mejor Informado al tiempo que contó que nació en Jujuy. Cuando tenía 3 años se mudó a Buenos Aires con su familia y, poco después, a Neuquén; por el trabajo que su papá había conseguido en el rubro petrolero. “Mi papá era muy luchador y decidió apostar por una vida en Plaza Huincul”, recordó.

Villar tuvo una buena infancia en Neuquén, pero fue durante la adolescencia que comenzó a despertar su pasión por los deportes, mientras estudiaba en un colegio pupilo ubicado en General Roca, donde los alumnos jugaban “a todos los deportes” y él se sentía “muy cómodo” con eso.

Ya egresado, Reynaldo decidió volver a Plaza Huincul e independizarse. Tiempo después, su íntimo amigo, Norberto Raviola; le estaría abriendo la puerta a su gran futuro dentro del tenis. “Un día me dijo que fuéramos a jugar al tenis porque le faltaba un compañero. Yo no era profesional, pero él confió en mí y me prestó una raqueta. Desde ese momento me empezó a carcomer el bichito del tenis y me entusiasmé”, contó y afirmó que desde ese momento no dejó de practicar el deporte, teniendo alrededor de 22 años de edad.

Pero, lo que verdaderamente sorprendió a Reynaldo fue la percepción que otros tenían de él cuando jugaba al tenis. “Todo el mundo me decía que yo jugaba muy bien, y yo me sorprendía, porque yo no me podía ver jugar. Además, muy pocas personas jugaban al tenis y eso que me decían me entusiasmaba más todavía”, expresó.

Reynaldo tomó la decisión de ir todos los años al reconocido campeonato de tenis que se realizaba en Buenos Aires, donde conoció a Guillermo Vilas, a quien se detuvo detalladamente a observar. “Lo empecé a admirar y cada vez que él entrenaba yo iba a la cancha a mirarlo. Después copiaba los movimientos y me iba compenetrando cada vez más”, dijo y aclaró que “logré tener una técnica muy particular y personal, teniendo como referencia a un verdadero grande de la época”.

El tiempo siguió pasando y Reynaldo se convirtió en padre, mientras su pasión por el tenis seguía creciendo de formas inesperadas y deslumbrantes. Tal es así que les enseñó a sus hijos el deporte. Ellos vivían en Neuquén capital y, precisamente, jugaban en Tenis Club. Las autoridades del lugar de aquel momento, se sorprendieron por las técnicas de los hijos de Reynaldo y cuando descubrieron que él mismo les había enseñado el deporte, le ofrecieron trabajar allí. “Yo conté que no era profesor, pero me dijeron que no les interesaba. Renuncié a mi empleo y me mudé a la capital neuquina, por amor al tenis”, recordó.

Ya siendo profesor de Tenis Club y sorprendiendo con su increíble habilidad, Reynaldo decidió ir por más. Comenzó a participar de clínicas en Buenos Aires con figuras norteamericanas, australianas y de otros países. En medio de esas experiencias recibió elogios de reconocidas personas del ambiente como Patricio Rodríguez, quien destacó su buen nivel en el deporte.

“Todo lo que hice por mí mismo, lo que aprendí en clínicas, lo que observé y escuché, me abrió mucho la cabeza. Me destaqué en ese momento, sobre todo en Neuquén, porque el tenis estaba en pleno crecimiento”, resaltó y remarcó positivamente el rol que cumplió en ese entonces el Tenis Club, donde ya existía un importante interés en la formación de jóvenes. “Fui una pieza fundamental", aceptó quien se convirtió en profesor de quienes aprendieron el deporte en Neuquén capital y que actualmente lo enseñan en Estados Unidos y Europa.

Reynaldo intentó explicar lo que siente por el tenis desde el momento en que agarró la raqueta y hasta la actualidad, pero aseguró que era imposible hacerlo a través de las palabras. “Lo único que puedo decir es que es un deporte que te deja incursionar en la sociedad, que requiere mucha técnica y que para aquellos que juegan bien es un arte, que demanda mucha paciencia”, indicó y aseguró que “enseñé a más 100 de chicos” y que “cada uno tuvo su impronta única”. “Cada alumno es un mundo y el tenis es un estilo de vida”, reiteró.

Finalmente, la inminencia del tenis en Neuquén afirmó que “no sé qué haría sin ir a la cancha, sin jugar o sin enseñar”. “El tenis es como el aire que respiro”.

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