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CALF elige en enero: razones para un debate clave

La cuestión energética se instalará con centralidad en el contexto del gran debate nacional que se aproxima.
Sabado, 30 de diciembre de 2023 a las 18:56

El 21 de enero se votará, de no haber algún inconveniente, en la cooperativa CALF. Es una elección que se plantea, por la actual conducción, en medio de una dura polémica, que viene un poco por inercia de hace mucho tiempo en cuanto a los costos de la energía en Neuquén, y que terminó de eclosionar a partir de la decisión del poder concedente -el municipio gobernado por Mariano Gaido- de aplicar a todos los socios una cuota adicional para pagar una deuda contraída con la empresa administradora del mercado eléctrico nacional, CAMMESA.

La elección en CALF se dará, asimismo, en medio de un verano caliente en lo político, tanto a nivel nacional como provincial, y con iniciativas de cambios profundos que incidirán directamente en su rubro. El plan es liberar tarifas, fomentar la competencia entre empresas, atraer inversiones para aumentar la producción de energía. En concreto, nada indica que el costo de sostener la cooperativa neuquina y su prestación -no cuestionada en término de eficacia- se reduzca, sino que, por el contrario, se encarezca aún más, para los bolsillos de los usuarios capitalinos.

El propósito político de la elección en pleno verano, casi una garantía para la menor participación, parece ser la adecuación al nuevo proceso político que pretende liderar la provincia, desde el gobierno de Rolando Figueroa. Es posible que la única renovación que pueda concretarse en CALF sea esa: la ubicación de referentes que garanticen sintonía con el gobierno. Claro que, a los efectos históricos de la cooperativa, se sabe que no podrá eludirse mantener igualmente aceitados los lazos con la gestión del municipio capitalino, y, también, con ese poder semipermanente del establishment político neuquino que manejan, aferrados así a la sartén general, los gremios estatales y sus socios del progresismo vitalicio.

El cobro de la deuda en cuotas ha generado una resistencia persistente. No solo se discute el método, sino también el origen de la deuda, una circunstancia política que mezcló pandemia con demagogia y cierta negligencia. También juega la inercia de una costumbre muy neuquina: hablar mucho de democracia para equipararla subrepticiamente o no tanto con la exigencia de una actitud de sumisión a lo que decide el poder de turno, invocando, a ese efecto, una presunta vinculación con las mayorías sagradas, que no daría derecho legítimo a los cuestionamientos que pueden hacerse a sus decisiones.

Hay, en concreto, una presentación ante la Justicia civil, que es una acción sumarísima en el contexto de la Ley de Defensa del Consumidor, presentada con el auspicio del abogado Gastón Rambeaud. La justicia la admitió, pero tenía que esperar a que el municipio promulgara en concreto la ordenanza que dispuso el cobro de la deuda a los socios de CALF. Esa ordenanza estaba todavía en el limbo, la jueza interviniente se tomó vacaciones en Navidad, y en enero difícilmente haya resolución judicial al respecto.

Más allá de la suerte que corra el cobro de la deuda con CAMMESA aplicada a cada uno de los socios o usuarios de la cooperativa neuquina, lo cierto es que también está sobre el tapete de una actualización del contexto, el costo de la energía propiamente dicho. Las facturas que cobran el servicio eléctrico tienen distintos precios en el país, en función de los costos de distribución y transporte. Hay un precio mayorista común, nacional, pero cada provincia distingue distintos costos para esos rubros. Neuquén está en el tope del ranking de la energía eléctrica más cara, con el EPEN y CALF como distribuidoras del servicio. Esta es una realidad que no puede esconderse, ni debería eludirse el debate concreto de sus causas, teniendo en cuenta que la explicación de ser una “víctima” de la falta de federalismo no aplica en este caso.

Esto es lo cierto: Neuquén tiene la energía eléctrica más cara, es decir, es la provincia donde más se le cobra a la gente por ese servicio, pese a tener la distribución en manos de una empresa pública del Estado provincial, que, a la vez, es un Estado productor de electricidad y de gas, principal insumo para generar; y de una cooperativa popular que es manejada, presuntamente, por sus propios socios, es decir, los usuarios que pagan las abultadas facturas.

Según la publicación de “Argentina en Datos” en X, la factura eléctrica para usuarios de ingresos medios, sin contar impuestos ni descuentos, tiene un costo de 5.248 pesos mensuales promedio en el país (300 kw por mes, a noviembre de 2023); ese costo, en Neuquén, es de 10.779 pesos. El más caro de todas las jurisdicciones, superando incluso a Río Negro (8.091), provincia que no cuenta con distribuidora estatal, pues tiene el servicio concesionado a la empresa privada EDERSA.

El costo de la energía se ubicará centralmente en el escenario nacional en las próximas semanas. Ya hubo una discusión entre el gobierno de Figueroa y el de Milei respecto del manejo de las concesiones petroleras, rápidamente superada, según se ha dicho, con una vuelta atrás rápida de un intento de pasar por encima del sagrado principio de la propiedad provincial de los recursos naturales. Milei pretende que los precios del petróleo, del gas y de todos los derivados de estos hidrocarburos sea, en Argentina, igual o semejante a los que rigen en el mundo. Esto, en principio (ya debatido durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando Juan José Aranguren fue ministro de Energía) obligará a sincerar todo, incluido el precio de la electricidad, que se produce en el país, mayormente, por generación térmica, es decir, utilizando hidrocarburos.

El debate de fondo seguirá, tal vez, sin resolverse, y es que las provincias tengan jurisdicción no solo sobre los recursos, sino sobre toda la producción de esos recursos, incluidos los precios. Por ahora, las provincias no pueden fijar precios para su producción, sino que están sometidas a lo que disponga Nación, sea equiparar con el libre mercado o regular desde el Estado (nacional) esos precios.

Por todo este contexto, las elecciones del 21 de enero en CALF tienen su importancia profunda. No se sabe si se abordarán con la profundidad que se merece el tema, o si se limitará todo el asunto a resolver las mezquindades habituales de la política.

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