A una semana de la cita con las urnas, las PASO no han conseguido despertar demasiado entusiasmo acá, en Neuquén. Al menos no entre los sectores menos politizados de la sociedad que, por supuesto, son mayoritarios. Proliferan, eso sí, los posteos y disputas en las redes, pero la actividad militante fue, hasta ahora, más virtual que callejera y así quedará en el balance final, en virtud de que apenas resta un puñado de días de campaña.
Si el análisis se aborda desde la óptica nacional, las razones de esta aparente apatía podrían buscarse en las escaladas de los precios, las dificultades para conseguir alquiler, el vivir con una rutina sin demasiados recursos para el esparcimiento y un amplio abanico de cuestiones que hacen a la compleja situación por la que transita el país y los argentinos en su mayoría. Cuestiones que, por cierto, no ha logrado resolver el Frente de Todos (ahora Unión por la Patria) ni Juntos por el Cambio (JxC), cuando fue gobierno.
Si esa mirada nacional se coloca bajo el prisma de la realidad neuquina surge un elemento no menor que es la sensación de “cosa resuelta” y que naturalmente flota en el ambiente desde el 16 de abril, cuando la mayoría decidió que era hora de cambiar y así lo expresó en las urnas. El común de la población tiene un fuerte sentido de pertenencia y coincide con los sectores politizados en que la fecha clave del calendario electoral ya pasó. Podrá decirse que, tal vez, los intereses de unos y otros tienen sus matices, pero no hay dudas de que el sentir es el mismo.
A ello se suma el hecho de que el ahora hombre fuerte de la provincia, Rolando Figueroa, les dio prioridad a las elecciones locales por sobre las nacionales. Jugó y juega a fondo en las municipales que les siguieron y les seguirán a las provinciales de abril. En cambio no presentó candidatos propios a las elecciones en las que Neuquén renovará dos de las cinco bancas que tiene en la Cámara Baja del Congreso de la Nación. Sí lo hicieron sus aliados, pero Comunidad no va a la contienda.
El gobernador electo jugó a fondo en la Comarca Petrolera, con triunfo en Plaza Huincul y derrota en Cutral Co pero a la vez, en esta última, un comienzo auspicioso de construcción política en un municipio que era zona liberada para Ramón Rioseco, por los acuerdos políticos realizados con el MPN. Ahora concentra sus esfuerzos y estrategias en Plottier, donde su candidato, Luis Bertolini, buscará darle continuidad a lo hecho por la intendenta y vicegobernadora electa, Gloria Ruiz. Al mismo tiempo, gestiona por las suyas o junto con el gobernador Omar Gutiérrez, como volvió a ocurrir ahora, hace apenas unos pocos días, durante una reunión que compartieron en Buenos Aires con el representante en la Argentina del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La provincia que viene, las prioridades bien definidas y la certeza de que el gas y el petróleo de Vaca Muerta pondrán a Neuquén ante una nueva y gran oportunidad de mejorar las condiciones de vida y de sus habitantes, hacen que la mirada hacia adentro sea mucho más fuerte que la que se tiene respecto de Buenos Aires. También porque en cada año electoral, los dirigentes y candidatos del MPN se han encargado de subrayar aquella épica de la defensa del federalismo, frente al centralismo porteño. Y porque el que le ganó en abril es un frente de partidos que también tiene una fuerte identidad provincial.
En esto de la apatía neuquina frente a las Primarias del domingo próximo también influye -o podría influir- el hecho de que Sergio Massa tiene el camino supuestamente allanado y que Javier Milei, hasta hace muy poco dueño de una “arrasadora” proyección nacional, no ha reflejado en las urnas provinciales el caudal de votos que le presagiaban. Distinta es la realidad de JxC donde la candidatura a presidente (o presidenta) se resolverá entre dos modelos.
El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la ex ministra de Seguridad de Mauricio Macri, Patricia Bullrich, llegan a la definición de su interna, en medio de una campaña particularmente intensa, en especial por los cruces de reproches y acusaciones. Ahí, en esa puja, están centradas las mayores expectativas del país y lo que pueda llegar a suceder es, hasta ahora, un gran misterio. Para colmo, las encuestas no ayudan.
Los muestreos que se publican o que se guardan en los comandos de campaña no sólo de las expresiones antagónicas de JxC, sino también en los de Massa y Milei tienen una diversidad de resultados tan amplia que desconcierta. Tanto que hasta a los más optimistas les cuesta interpretarlos a su favor. Las encuestas (las que se hacen circular) están desacreditadas desde hace ya varios comicios (inclusive acá en Neuquén circularon muchas) pero no es sólo eso. Por el contrario, ahora hay otro factor.
Sucede que, según analistas y politólogos, el escaso porcentaje de votantes que hubo en las provincias con relación a otros años (el promedio es del 65%), ha influido en las encuestas. El postulado es el siguiente: los resultados se distorsionan cuando aquellos que opinan después no votan, y dada la escasa cantidad de personas a las que les preguntan los encuestadores, el riesgo de errar es más alto que lo habitual.
El bajo porcentaje de votantes que hubo en las provincias preocupa particularmente al peronismo, temeroso de que el desánimo generalizado se plasme en las PASO. Y la preocupación es aún mayor en distritos como la provincia de Buenos Aires, donde no sólo el gobernador, sino también los intendentes comienzan a jugarse su futuro. Las campañas han sido cortas y se vieron acompañadas por las escaladas del dólar blue.
Aquí, en Neuquén, los precandidatos y precandidatas a diputados y diputadas nacionales por la provincia han apostado por campañas austeras. Con actos y recorridas por las distintas localidades, es cierto; pero austeras y hasta imperceptibles para aquellos sectores de la población que no son muy permeables que digamos a las propuestas de políticos en campaña.
Se sobreentiende que la situación cambiará rumbo a octubre cuando el tsunami de expresiones, cruces y reproches entre los candidatos de uno y otro sector abrume a los ciudadanos. Pero para entonces ya habrá quedado afuera uno o una de los que tienen serías chances de gobernar el país, y es precisamente aquí donde más llamativa resulta esta aparente apatía respecto de las Primarias.