Un joven puestero fue rescatado en estado de hipotermia en una zona rural de Mencué, luego de haberse desorientado mientras subía a un cerro para intentar comunicarse con su familia. Pasó varias horas expuesto al intenso frío patagónico y logró sobrevivir gracias a sus perros, que se le echaron encima para darle calor y evitar que muriera congelado.
El operativo se activó el sábado por la tarde, cuando una comunicación telefónica advirtió que un trabajador rural se había extraviado en el paraje Lonco Vaca, un extenso campo ubicado a unos 50 kilómetros de la localidad de Mencué, en plena Línea Sur de Río Negro.
La Policía de la Subcomisaría 60° tomó intervención de inmediato y partió hacia el lugar acompañada por personal de la Comisión de Fomento local.
Ya sin luz solar, la patrulla llegó al establecimiento y se entrevistó con otro puestero, quien confirmó que Nahuel, de 27 años, estaba trabajando en el lugar, pero había salido al cerro en busca de señal para el celular. Nunca regresó. Como suele suceder en esa zona, donde no hay cobertura y las temperaturas bajan bruscamente al atardecer, la preocupación fue inmediata.
Poco después de las 19.30, finalmente lo encontraron: estaba angustiado, con claros signos de hipotermia, calambres y dificultades para moverse por sus propios medios. Según contó luego, durante las horas que pasó tirado en medio del campo, fueron sus propios perros los que le salvaron la vida, al quedarse echados sobre su cuerpo para protegerlo del viento helado y conservar el calor.
Lo primero que recibió fue asistencia de una enfermera del paraje Aguada Guzmán, quien estabilizó sus signos vitales y determinó que debía ser trasladado con urgencia. El rescate continuó en ruta. A las 22, en el cruce de Chasico sobre la ruta Provincial 67, se hizo un trasbordo entre ambulancias y el joven fue derivado al hospital de El Cuy, donde un médico de guardia completó la atención.
Según el parte, presentaba una temperatura corporal peligrosamente baja, además de tensión alta y signos de agotamiento físico extremo.
El caso se hizo público a través de las redes del gobernador Alberto Weretilneck, que no dudó en destacar el trabajo de los rescatistas y de todo el personal que actuó en la emergencia. "Esta historia no solo habla de supervivencia. Habla de comunidad, de afecto y de un Estado que llega, actúa y cuida", escribió.
Y tiene razón. Porque en el fondo, lo de Nahuel no es solo una historia de campo. Es un grito. Un recordatorio de lo que significa vivir en los márgenes, donde el frío no es una molestia, es una amenaza real. Donde el tiempo no perdona. Donde un perro no es solo una mascota: es abrigo, es refugio y es esperanza.