ÚLTIMO PRIMER DÍA

La tragedia educativa ya es una fiesta irresponsable

Tres días de farra estudiantil con el contexto de un paro docente, para celebrar directamente la agonía de las escuelas neuquinas.
miércoles, 6 de marzo de 2024 · 13:47

El escenario es el siguiente: se ha consagrado una costumbre, desde hace unos años, que es denominada "Último Primer Día" (UPD); en esa práctica neo-costumbrista, centenares o miles de estudiantes se juntan en un lugar, bajo abundante libación alcohólica, durante la noche y madrugada previa al primer día de clases. Es una especie de ritual posmoderno, una suerte de iniciación a la aburrida rutina de las aulas, en los últimos años del nivel medio. Sus protagonistas, los adolescentes.

La iniciativa llegó a Neuquén desde otras provincias, y comenzó a crecer. Las instituciones educativas y políticas decidieron contener esa práctica, lo que, de hecho, la alentó, le dio más impulso. Así, se llegó a los últimos tres días en Neuquén. Domingo, lunes y martes, por primera vez, tres noches de UPD, porque hubo paro docente. Habrá que buscar muy hondo en la historia para la confluencia de tales oportunidades para la joda: se descubrirá que no hay antecedentes.

Las noches de UPD no son tranquilas, más allá de la institucionalización. En realidad, el ejemplo de lo que acaba de pasar es casi espeluznante. Miles de chicos consumiendo alcohol y eventualmente teniendo alguna que otra pelea, bajo la "contención" de policía provincial, gente de la "comunidad educativa", y personal de Salud Pública, en estos casos, el Servicio de Emergencias, el SIEN. En concreto, una supervisión liviana sobre lo que no  se debería hacer, ni mucho menos, permitirse. Por lo que a nadie debería extrañar que el resultado haya sido una persona herida de bala, muchos magullados, policía reprimiendo en la estampida para restablecer el "orden" perdido, y un balance general desalentador, porque todo esto se dio en un contexto de clases que no empezaron cuando tenían que empezar, con un conflicto sindical todavía no resuelto.

Es tan grande la inutilidad de lo que se hizo, que el herido de bala lo fue en las mismas narices de quienes vigilaban, sin que se dieran cuenta; y que el herido fue trasladado al hospital en un automóvil, y sacado en medio de la estampida general. De esto se enteró la policía horas después, por testimonio directo de la víctima, según comentó el comisario Guillermo Alfaro a la radio Mitre Patagonia.

Hay mucho lenguaje progre y sociológico acerca del UPD. Que la rebeldía encauzada, la disrupción de lo establecido, la valorización de la libertad por sobre el orden represivo, etc. Los resultados, como casi siempre, contradicen todos los discursos; mientras el sentido común tambalea, frente a la constatación de que no solo hay una tragedia educativa, sino que a su alrededor hay extrañas fiestas, rituales disfrazados de institucionalidad, que hacen retroceder la madurez para asumir plenamente la irresponsabilidad del todo vale.

Pareciera que es antipático impedir que los chicos consuman alcohol (y drogas, de paso); que es más simpático organizar  un continente para que lo hagan "bajo control". Sería lo mismo que organicemos el patio de las escuelas para que, en los recreos, se tomen una cervecita. Eso sí, bajo la tutela vigilante de los docentes. ¿Cuánto tiempo falta para eso? ¿Cuánto disparate habrá todavía que aguantar en nombre o bajo la justificación del progresismo educativo?

 

 

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