EDITORIAL NEUQUINA
Educación como desarrollo y no como decadencia
Se concretó una nueva mesa de negociación entre el gobierno neuquino y el gremio ATEN.Con la vuelta al diálogo formal entre el gobierno de Rolando Figueroa y el gremio docente ATEN, parece encaminarse hacia su fin el conflicto más largo e injustificable que padecieron las escuelas neuquinas, en un contexto de fuerte repulsa ciudadana y un indisimulable clamor general para que de una vez por todas se ubique a la educación como el más importante factor de desarrollo y progreso, y no como una muestra patética de la decadencia en medio de la abundancia.
Tal vez resulte inútil volver a decir que conflictos como el protagonizado por el sindicato docente no solo son inútiles, sino que responden a crueles intereses de mezquindad, disfrazados de progresía altisonante. Tal vez resulte de Perogrullo afirmar que los protagonistas saben cómo terminará la historia antes de que la historia realmente ocurra, e igual hacen toda la parodia, caminan todo el camino, riéndose en la cara de ciudadanos cada vez más escépticos y enojados.
Lo cierto es que se cumplió con la mecánica acostumbrada, y, tras el lento deterioro de las medidas de fuerza (que, igualmente, perjudicaron notablemente el ciclo lectivo) se llegó a la mesa de negociación, y, de ella, a las asambleas que considerarán la “propuesta”, enfrentando a los moderados de la conducción provincial con los radicalizados más extremos de los distritos controlados por la izquierda.
Así, la resolución final queda en manos de esa puja interminable entre centristas e izquierdistas extremos, entre el social-peronismo y el marxismo trotskista. Para la sociedad, estas categorizaciones no significan nada, y, es posible, realmente no signifiquen nada en absoluto; pero, de alguna manera hay que explicar lo inexplicable, es decir, por qué se ha vivido un conflicto de un mes entero, surgido de una Ley aprobada y sancionada, que no quita nada, sino que solamente agrega beneficios económicos.
Como se preveía, el gobierno puso sobre la mesa algunos cambios y concretizaciones, mediante un decreto (el 971) con fecha del jueves 15, en la reglamentación de la Ley de Incentivo, que premia a quienes no falten a la escuela. La conducción provincial de ATEN mostrará eso como una conquista de “la lucha”. El tema se estuvo charlando desde hace, por lo menos, una semana. Ya es tradición que se presenten las cosas de una manera decorosa, para que no haya vencedores ni vencidos. No servirá, como posiblemente tampoco sirva cualquier resolución que pretenda recuperar los días de clases perdidos. Los conflictos docentes solo producen pérdidas, daños, injusticias.
Desde la política (desde ese plano que no siempre coincide con las necesidades sociales) el balance indicará que el gobierno de Figueroa buscó superar lo más perjudicial -el conflicto en sí mismo- sin ceder lo sustancial que se propone, que es recuperar el pleno manejo del sistema educativo. Este es un proceso que recién empieza, y que seguirá, muy posiblemente, durante toda la gestión, porque no se trata de soplar y hacer botellas, sino de torcer un rumbo extremadamente peligroso que había sectorizado y corporativizado la estructura que conduce el destino de las escuelas neuquinas.
La situación, pues, encontrará resolución coyuntural, pero no definitiva. Lo que está en juego va mucho más allá de esa ridícula pelea entre dirigentes sindicales con ínfulas de líderes latinoamericanos. El objetivo es recuperar la escuela, la escuela como foco que ilumina barrio por barrio, paraje por paraje, el camino del progreso en la provincia que tiene Vaca Muerta.