En el contexto nacional, las elecciones de octubre, con escala en las bonaerenses del 7 de septiembre, cobran cada día mayor relevancia; pues se adquiere progresiva evidencia de que la política (sea de casta o cualquiera otra) determina, condiciona, para mal o para bien, a la economía, y, particularmente, al plan económico del gobierno de Javier Milei. Así, no hay que perder de vista novedades como la conformación del nuevo y circunstancial club de gobernadores, que tiene dos patagónicos ya, el chubutense Ignacio Torres y el santacruceño Claudio Vidal; y al que, no se sabe todavía, podrían agregarse en el futuro Rolando Figueroa y Alberto Weretilneck.
Estas movidas provocan músicas diversas para entonar la gran milonga electoral; y es en lo inmediato, porque el presidente ha decretado, por estas horas, el veto al aumento para jubilados, la moratoria previsional y la emergencia en discapacidad, y sus operadores cierran aceleradamente las negociaciones con legisladores variopintos para sostener ese veto en el Congreso. Es una batalla clave, con incierto final, y con inevitable influencia en las estrategias de campaña, tanto en Buenos Aires como en el resto del país.
En el "resto del país" figura un distrito clave por su importancia económica, Neuquén. Los Milei lo miran con respeto, mientras siguen pensando qué hacer, y hasta dónde potenciar a su representante más explícito, la diputada nacional Nadia Márquez. La legisladora podría ir como cabeza de lista rumbo al Senado, que es la cámara que más apetece el actual oficialismo neuquino, el de la Neuquinidad, la coalición amplia que responde al propio gobernador Figueroa, ya con sus candidatos presentados.
En el contexto general, falta confirmación para el resto de quienes aspiran a ser protagonistas. No se trata de una gran oferta, sino, todo lo contrario, bastante miserable en opciones, pues en los primeros lugares probables fatigan los borradores figuras conocidas e incluso gastadas, cuando no, con problemas en la Justicia. La propia Nadia Márquez carga en su currículum con antecedentes, y también una denuncia (por ahora sin destino claro), que le presentó a fines del año pasado el prolífico abogado Mariano Mansilla, por presunto mal uso de instalaciones del Estado, en este caso, la Casa de las Leyes, cuando era administrada por Pablo Ruiz, el hermano de la efímera vice gobernadora, Gloria.
Gloria Ruiz también arrimó una candidatura, reflotando un partido enclenque que tal vez sea fortalecido por algún aporte misterioso. La ex está inhabilitada en el distrito, pero, por esas cosas de la Argentina, sí puede competir a nivel nacional, donde todavía no existe "ficha limpia". Se le siguen, a nivel provincial, investigaciones penales, pero no ha sido imputada. Todos esos procesos la han hecho bastante conocida, por lo que hay una apuesta explícita a esa condición (el conocimiento popular), que parece valorizarse más que ninguna otra, en estos tiempos en los que conviven vacas flacas y gordas (vivas) con otras ya fallecidas pero revestidas de gloriosos dólares estadounidenses.
Mientras tanto, en los últimos días se produjo otra novedad relativamente importante, que fue la renuncia del bloque petrolero al MPN. Los liderados por Marcelo Rucci se moverán con partido propio, y consideran -al menos es lo que dijeron- que el otrora glorioso e imbatible partido provincial ya cumplió su etapa: algo así como "el rey ha muerto, viva el rey". De cualquier manera, el MPN no participa institucionalmente de la contienda electoral de este año, y nadie dice una palabra sobre lo que podrá ser su destino más allá de octubre.
Toda esta animada versión del sainete no cambia el rasgo central del proceso, que es el de la confrontación entre las fuerzas políticas que "se manejan desde Buenos Aires", con las que se conducen desde aquí mismo. Es lo que se ofrece en el menú, tanto de Neuquén como de Río Negro, pero con más fuerza en la neuquinidad, que es el botín más preciado, pues, aunque se relativice el año con una merma de perforaciones en Vaca Muerta, se sabe perfectamente que la producción de energía será más y más relevante para la economía que pretende surgir en el tránsito del más rancio populismo al inquietante liberalismo ilimitado.
Es posible, pues, que la ciudadanía ponga en su decisión un juicio sobre esa circunstancia, más que la consideración sobre una oferta ciertamente miserable en calidad de nombres. La puja entre lo conceptual y lo meramente identitario está en marcha, mientras la Neuquinidad se tomó una pausa en la carrera, tal vez esperando que, desde el 17 de este mes y con las listas ya presentadas, se tenga la certeza de quiénes compiten contra quiénes, con nombres, apellidos, y hasta prontuarios, puestos a consideración del jurado.