En su segundo mandato Donald Trump tendrá la histórica oportunidad de demostrar que es capaz de cumplir con su principal promesa de campaña: hacer grande a Estados Unidos otra vez.
A diferencia de su primera gestión, esta vez tendrá todo a su favor: ademas de la legitimidad de origen que le da haber ganado tanto en el Colegio electoral y en el voto popular, los republicanos controlarán el Senado y seguramente la Cámara de Representantes. También la mayoría de los Estados estarán gobernados por republicanos. Además, la Corte Suprema tiene una mayoría conservadora que incluye a 3 jueces elegidos por él.
Un triunfo que marca que Trump sobrevivió a la derrota de 2020
Su triunfo marca también que el trumpismo, como idea política y cultural, sobrevivió a su derrota de 2020 y que se ha consolidado definitivamente en Estados Unidos. El Partido Republicano, que en estas elecciones lo acompañó abrumadoramente, ya es de él.
Siempre es bueno recordar que en 2022, 10 legisladores republicanos votaron a favor en su segundo juicio de destitución. La mayoría de ellos fueron derrotados por candidatos de Trump en las elecciones de aquel año. El martes obtuvo casi los mismos votos que en la elección pasada y eso le permitió ganar ante el derrumbe de los demócratas que perdieron 15 millones de votos en relación con 2020.
A los votantes no les importó que mientras estuvo en el llano estos cuatro años, haya sido condenado penalmente por 34 delitos graves, que tenga abiertas causas en la justicia por, entre otras cosas, inspirar e incentivar a una turba de manifestantes para que, el 6 de enero de 2021, saqueara el Capitolio para impedir, con violencia, que se certificara el triunfo de su rival Joe Biden.
Trump tiene todas las herramientas para cumplir su promesa de campaña
Trump tiene ahora todas las herramientas para hacer lo que prometió en la campaña: terminar con el establishment político, cultural y económico, periodístico y judicial. A todos atacó y maltrató durante la campaña: Trump interpretó como nadie las frustraciones que sienten millones de estadounidenses que quedaron al margen del desarrollo económico y que hoy ven, desde la banquina, a esas elites que no solo no supieron resolverles sus problemas sino que también los miran con desprecio mientras se ocupan de una agenda liberal que les es extraña e inoportuna.
"America primero" es, sobre todo, priorizar sus bolsillos antes que gastar dinero en políticas relacionadas al cambio climático, los derechos de las minorías y el feminismo.
Trump encontró el tono y el mensaje adecuado para este momento de Estados Unidos. Y profundizó en dos temas claves que terminaron siendo decisivos a la hora de explicar el voto: economía e inmigración. Sobre eso exacerbó los miedos de millones de personas que en medio de una creciente incertidumbre necesitan encontrar respuestas.
Trump tendrá el poder para cumplir su promesa de campaña de cerrar la frontera sur y de deportar, como nunca antes, a miles de inmigrantes. Tambien habló de desplegar tropas en el interior del país para frenarlos. También buscará impulsar la economía. Lo hará cerrándola, para cuidar la industria estadounidense.
El golpe para los demócratas ha sido demoledor. Si bien Biden deja una economía en crecimiento, con baja del desempleo y de la inflación, el aumento en los precios de alimentos y de la vivienda terminaron de condenar a los demócratas electoralmente.
La fallida candidatura del presidente fue, se sabe ahora, el principio del fin. Kamala Harris ocupó ese lugar y construyó su campaña sobre ejes que hoy, con el resultado sobre la mesa, resultaron insuficiente. Y nunca pudo despegarse de la gestión de la que ella forma parte como vicepresidenta. Poner en la agenda del campaña los derechos reproductivos de las mujeres, no alcanzó para movilizar a las mujeres, el núcleo duro de la coalición de Harris.
Trump, en alianza con Elon Musk, tambien buscará cambiar la forma de gestionar del Estado. Irá por reformar la administración pública cerrando oficinas y echando empleados. Y también dijo que llenará todos los puestos mas importantes con leales.
El mundo también cambiará. Trump se "desenganchará" de los conflictos internacionales. El aislacionismo será la base de su política exterior, lo que significa mucho si se tiene en cuenta que Estados Unidos sigue siendo por lejos la principal potencia militar. Ya avisó que cortará el apoyo a Ucrania que seguramente saldrá muy mal parada, en términos territoriales, del acuerdo que Trump buscará imponerle a Putin y a Zelenski para detener la guerra.
En Medio Oriente también quiere terminar la guerra que se desencadenó el 7 de octubre con el ataque terrorista de Hamas sobre Israel. Posiblemente le de tiempo a Bibi Netanyahu para que haga lo que tenga que hacer para terminar con las amenazas que lo rodean. La incógnita es si la opción de volver a golpear a Irán está en la agenda. Apoyará a Israel pero, mas temprano que tarde, buscará ponerle fin a este conflicto.