La precaución económica persistió hasta el final de la administración Fernández, con los bancos reduciendo sus inversiones en Letras de Liquidez (Leliq) y el Banco Central (BCRA) continuando la venta de reservas. En la última sesión de mercado, el BCRA cedió otros US$119 millones, debilitando aún más su posición, que será heredada por el próximo gobierno.
En una jornada sorpresiva, el Banco Central, bajo la dirección de Miguel Pesce, aceleró la tasa de devaluación del peso, permitiendo un aumento de $20,6 al dólar mayorista en la última media hora de operaciones. Así, cerró en $385 por unidad para la venta, después de haber asegurado que el dólar de referencia, o 3500, se mantuviera en $364,40.
La decisión de acelerar la tasa de devaluación del peso por parte del Banco Central, bajo la dirección de Miguel Pesce, tenía como objetivo reducir el saldo negativo de sus intervenciones en el mercado. También buscaba desincentivar las operaciones en diferido de un dólar promedio a $500 que los bancos habían iniciado desde ayer, con el propósito de obtener una renta de hasta el 23% en pesos en cinco días. Estas operaciones, que se liquidarían el lunes, se sumaban a las restricciones ya impuestas anteriormente en su posición global de moneda extranjera para evitar presiones adicionales en la demanda de contado.
Desde el BCRA indicaron que “hubo algunas operaciones sobre el final y marcaron ese precio, pero lo que vale es la 3500, informando que “el dólar de referencia (A 3500) es un valor que surge de un promedio derivado de puntuales operaciones que el BCRA realiza con entidades financieras que selecciona diariamente. El cierre del dólar mayorista lo determina el BNA y toma como base el último precio operado en el mercado. Es más realista que la 3500.