A la hora que este periodista escribe esta nota, se ha conocido ya que la Corte Suprema de Justicia se reunirá por la tarde de este martes 10 de junio, definirá el rechazo al recurso presentado por la defensa de Cristina Kirchner, y dejará, por lo tanto, sellado un destino de inhabilitación permanente para quien fue presidente del país en dos períodos, y vice presidente en uno, además de una de las figuras más importantes de los últimos 22 años en el escenario político nacional. Pretender desconocer la magnitud de estas cuestiones sería un acto de necedad implacable; y no entender que son lo suficientemente relevantes como para modificar rápidamente el escenario electoral inmediato, y el mediato también, corroboraría esta necedad.
Cristina Kirchner ha sido referente política importante -en algún período excluyente- en Argentina, y en Sudamérica; por ende, sea lo que sea lo que suceda tras el acuerdo de la Corte, los hechos que vendrán reflejarán esa importancia histórica, más allá de la importancia coyuntural. Que una ex presidente deba cumplir prisión no es novedoso en sí mismo, porque en América ha sucedido no una, sino muchas veces; pero, ahora, aquí, lo de Cristina refiere inevitablemente al peronismo y su destino más o menos inmediato, y a las elecciones de este año, tanto la bonaerense, en la que iba a participar, como la nacional, que abarcará todo el territorio en octubre, y cuyo cronograma ya está en marcha.
Así, una parte del peronismo reaccionará participando del plan de resistencia, o lucha, a favor de la condenada presidente, y en contra del establishment jurídico-político que la condenó; pero otros peronistas no formarán parte de ese grupo, sino que revistarán entre los beneficiados por la "desaparición" de Cristina Kirchner. Por ejemplo, Axel Kicillof, a quien le conviene mucho esta situación, porque mientras formalmente acusa al lawfare americano, al mismo tiempo disfrutará del comando pleno de la campaña bonaerense rumbo al 7 de septiembre, ya que La Cámpora, sin Cristina presente, no tendrá la misma fuerza.
Todo el resto de las fuerzas políticas argentinas se verán impactadas, para bien o para mal, con el affaire Cristina. El oficialismo en construcción de la La Libertad Avanza, ya empezó a rediseñar sus consignas electorales, y a buscar casi con desesperación la figura de algún otro referente importante que pueda reemplazar la potencia del enemigo que necesita. La vasta pluralidad de fuerzas que se agitan entre los polos del oficialismo y oposición en el país también se verá obligada a un rediseño circunstancial en este año apremiante.
Más importante todavía será el impacto profundo. Porque la decisión de la Corte y sus fundamentos calará hondo en la institucionalidad argentina. El tema de fondo es aquel que una vez esbozara, medio en broma y medio en serio, el sindicalista Luis Barrionuevo: dejar de robar, dejar de robar, aunque sea por un ratito. Porque hay que admitir que el Estado ha sido campo propicio para el botín de los atorrantes; y que ya es hora de que esto tenga su propio punto final.