Facundo Astudillo Castro murió “ahogado”, de manera “violenta”, sus restos “no presentaban lesiones vitales”, y no se verificó “participación de terceras personas” y su deceso ocurrió en un intervalo “no menor a los 30 días” de la fecha en que fue hallado. Esos fueron los principales puntos del informe de la autopsia al cuerpo del joven que desapareció el 30 de abril y su cadáver esqueletizado fue encontrado el 15 de agosto en un cangrejal de Villarino, partido de Bahía Blanca.
La conclusión del trabajo de catorce peritos fue dado a conocer a través de un comunicado de prensa firmado por la jueza federal María Gabriela Marrón.
La perito de la querella, Virginia Kreimer, firmó el dictamen en disidencia ya que está convencida que Facundo “fue asesinado” y apunta a miembros de la policía bonaerense.
"Se trató de una muerte violenta, por no ser natural. El avanzado estado de esqueletización del cadáver limitó las posibilidades de conocer el modo de la muerte, no pudiendo la ciencia forense determinar con rigor científico si se trató de uno u otro modo de muerte violenta: suicida, homicida o accidental", detalló el informe.
Agregó que "los restos óseos estudiados no presentaban lesiones vitales, de origen traumático, ni otras antemortem (previas a la muerte)", y que "no se evidenciaron estructuras de densidad metálica, similares a elementos que puedan corresponderse con aquellos que producen injurias o lesiones (como por ejemplo proyectiles de arma de fuego o segmentos de arma blanca)".
Además "no se observaron signos de participación de terceras personas" y que "todas las lesiones y pérdida de algunas piezas dentales son postmortem producto del accionar de depredadores y por la exposición medioambiental".
De acuerdo con el trabajo realizado por cinco especialistas del Equipo Argentino de Antropología Forense, cinco del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia, una perito del Conicet y tres de la Universidad Nacional del Sur, Facundo Astudillo murió en el mismo sitio en que fueron encontrados sus restos.
Para ello se basaron en la presencia de un número importante en la médula ósea de “diatomeas” (micro algas) compatibles con las existentes en las muestras de agua tomadas en el lugar donde fue encontrado su cuerpo.
En otro de los ítems del trabajo pericial, los especialistas descartaron que el avanzado estado de esqueletización haya sido provocado por la utilización de alguna sustancia ácida.
Sobre ese punto señalaron que la presencia de depredadores, como el zorro pampeano o zorro gris- fueron los responsables de la desaparición de tejidos blandos como también de la dispersión de algunos de los miembros (la pierna izquierda se encontró a 73,9 metros del esqueleto).
Uno de los puntos por lo que la perito de la querella firmó en disidencia parcial ese informe es que si bien el estudio señala que no hay evidencias de la participación de terceros en la muerte violenta “tampoco se puede afirmar lo contrario”.
Facundo Castro salió el 30 de abril de su casa de Pedro Luro a dedo rumbo a Bahía Blanca a ver a su ex novia. En el trayecto fue interceptado por dos retenes policiales porque estaba violando las restricciones a circular por la pandemia de coronavirus.
Desde ese día cerca de las cuatro de la tarde no se supo más de su paradero, hasta que el 15 de agosto fue encontrado un esqueleto en el cangrejal de Villarino Viejo. Días después se confirmó que se trataba de Facundo Castro.