HISTORIAS CRUELES

El hijo asesino, y un destino que no pudo evitarse

Luciano Federico Delicavo mató a su madre, a golpes. Había denuncias presentadas antes, y nadie les hizo caso.
jueves, 3 de septiembre de 2020 · 13:05

Alicia Mabel Amore fue encontrada apoyada en el marco de la puerta de entrada a su casa. Estaba golpeada, desfalleciente. La policía llegó a su domicilio porque la habían llamado los vecinos, que escucharon gritos, golpes, ruido de cosas que se caían. El destino no fue amable con Amore. Con sus 58 años a cuesta y una historia desgraciada, murió a las pocas horas, en el hospital. Tenía el hígado destrozado por los golpes.

No era un desconocido el autor de esa violencia. Por el contrario, era el ser más conocido que hubiera podido tener nunca: su propio hijo. Luciano Federico Delicavo, se llama, y tiene 31 años. Él la golpeó ese día del fin de semana pasado. Él la golpeaba asiduamente. El amor se transmutaba en odio. Madre e hijo no se llevaban bien. Y ganaba esas sórdidas batallas el primogénito. Es más fuerte, más joven. Y, también, posiblemente, más despiadado.

El episodio final de aquella violencia ocurrió en la casa ubicada en la calle Cullen al 5300, del barrio Villa Urquiza, en Buenos Aires. Allí llegaron los policías de la Comisaría Vecinal 12C, el sábado a la tardde, tras el llamado de un vecino que escuchaba gritos de ayuda. Ese hombre, angustiado tal vez porque intuía que esta vez las cosas habían pasado un límite que no debería haberse franqueado, condujo a los uniformados al departamento, escena de la tragedia.

Allí encontraron a la mujer, golpeada y apoyada sobre la puerta de ingreso. Pidieron de inmediato una ambulancia del Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME). Alicia Mabel Amore fue trasladada al hospital Pirovano del vecino barrio de Coghlan, con diagnóstico de politraumatismos. Después los médicos constataron que tenía severas lesiones en el hígado.

Dentro estaba el hijo de la mujer.  Luciano Federico Delicavo fue detenido, por orden de la Fiscalía de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas 6, a cargo de Adrián Grassi. La sospecha evidente que promovió esa detención fue que había atacado a su madre después de una discusión.

Horas después Delicavo fue liberado. Pero, tras el agravamiento del estado de salud de su madre, volvió a ser detenido a la mañana siguiente.  Amore murió como consecuencia de los golpes recibidos. Su hijo quedó alojado en la Comisaría Vecinal 14B, imputado del delito de femicidio doblemente agravado por el vínculo, y por violencia de género. El Femicidio también aplica para los hijos.

Los vecinos, ya aflojados por la tremenda historia, hablaron hasta por los codos. Dijeron que eran frecuentes los episodios de violencia del hijo contra su madre. Que lo habían denunciado antes, sin que pasara nada. Que Delicavo los amenazaba a ellos, también, mostraba cuchillos pronosticando tragedias imposibles. Pero, pese a todos esos antecedentes, nada evitó que cumpliera el macabro destino, tal vez asignado desde su primer respiro fuera del vientre materno: matarla, matar a quien le había dado la vida.
 

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