HERIDAS ABIERTAS

Sin Lucio y sin Fernando, todos estamos un poco rotos

Sigamos, no temblemos. Estamos hechos pelota. No somos caretas. No seamos valientes, seamos una sociedad que, rota, camina igual.
martes, 7 de febrero de 2023 · 11:38

Lucio tenía 5 años y Fernando 18, cuando apagaron sus vidas. Personas cobardes, sin escrúpulos, sin empatía, sin humanidad. Con sus muertes el futuro quedó asesinado. En estos dos casos (hay muchos más, invisibilizados) se condensa todo lo que está mal en esta sociedad: el machismo y el racismo, el abuso sexual, el maltrato físico, el descuido de las infancias y las adolescencias.

En estas dos últimas semanas, ambos casos, tanto como el de Lucio y el de Fernando, nos dejaron en claro que hay tanto para cambiar, la justicia también debería ser eso. En el caso de Lucio hay mucho más que trabajar, no es suficiente con la condena a las asesinas, sino todo lo que falló alrededor, en el sistema, para que esto ocurriera: Los jueces, los médicos, las maestras y los vecinos, que solo uno se ocupo de alertar el horror que padecía el pequeño a la policía -que tampoco hizo nada-. 


Y en el de Fernando, cárcel de por vida a los culpables no resuelve el fondo; ¿Porqué?: falta educación, desde casa, desde los establecimientos escolares. Hay que enseñarles a los adolescentes que nunca la diversión justifica la violencia, no necesitan agarrarse a piñas para que el finde "haya estado copado", remarquen eso, puntualicen allí, si ven que uno de sus amigos se suma a algo así lo ubican y "si no quiere hacerles caso", pidan ayuda antes que se arruine y arruine otras vidas. 

Vivimos en la vorágine, acelerados, impacientes, intolerantes, violentos, desquiciados. Es todo o nada. Es perpetua o nada. Es vida o muerte. Es castigo o látigo. No hay más paciencia, para nada, duele demasiado vivir así, ser contemporáneos de tantas vidas interrumpidas por el odio y la barbarie. 

En definitiva rotos caminamos igual. Nos paramos igual y a veces se nota que rengueamos a la espera de esa pieza que falta. Pero como sociedad nos tenemos que seguir parando. No estamos sanados. Nos falta Lucio, Fernando y muchos más. A veces tropezamos, pero tropezar mirando al cielo siempre compensa. Sigamos, no temblemos. Estamos hechos pelota. No somos caretas. No seamos valientes, seamos una sociedad que, rota, caminamos igual.

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