Un llamado que encendió la alarma
El pasado fin de semana, un llamado anónimo a la línea 145 sacó a la luz una realidad que, aunque muchos prefieran ignorar, ocurre a la vuelta de la esquina. La denuncia advertía sobre un posible caso de trata laboral en una chacra de San Patricio del Chañar, uno de los polos productivos más importantes de Neuquén.
Tras la alerta, la Fiscalía Federal informó de inmediato al Centro de Atención a la Víctima (CAV), que junto a Gendarmería Nacional activó el protocolo de Rescate y Asistencia. Lo que encontraron allí reflejó la cara más cruel de la explotación: entre ocho y diez personas viviendo en condiciones indignas, durmiendo sobre colchones finos tirados en el piso, sin calefacción ni agua caliente. Cocinaban con leña a la intemperie y usaban baños improvisados al aire libre.
Detrás de cada trabajador, una historia repetida: personas que llegan desde otras provincias, muchas veces engañadas con promesas de un trabajo digno que jamás se concreta. Buscan una oportunidad y terminan atrapados en la informalidad más brutal.
“Todos los trabajadores estaban viviendo en condiciones precarias, durmiendo sobre colchones finitos que se encontraban en el piso, sin calefacción, sin agua caliente. Cocinaban con leña al aire libre y el baño también estaba afuera, las condiciones claramente no eran de habitabilidad”, dijo Silvia Bascur, directora provincial de Protección Integral contra las Violencias, de la cual depende el CAV.
El único que dijo “sí” a dejar todo atrás
El equipo del CAV, especializado en estos procedimientos, pudo rescatar a un hombre de 34 años, oriundo de Tucumán. Había llegado a la provincia con la ilusión de ingresar al rubro petrolero, pero, como no conseguía nada estable, aceptó una oferta para trabajar en la chacra. La desesperación por ganarse el pan lo llevó a soportar condiciones que nadie debería tolerar.
El rescate no fue sencillo. Muchos de sus compañeros prefirieron quedarse, convencidos de que todavía cobrarían por su trabajo. Algunos se fueron a otra chacra, atrapados en la misma rueda: esperar que les paguen algo que muchas veces jamás llega. La realidad marca que, sin redes de contención familiar o apoyo emocional, muchos trabajadores migrantes se sienten sin salida y siguen encadenados a la explotación.
El joven que aceptó la asistencia recibió atención integral, desde alimentación y resguardo físico hasta contención emocional. Se lo acompañó a declarar ante la Justicia Federal y se gestionó su retorno asistido a Tucumán, siempre con el respaldo de profesionales que entendieron la angustia que cargaba.
La trata laboral, una cadena difícil de cortar
El caso de San Patricio del Chañar no es aislado. El mes pasado, una inspección en una chacra de Centenario ya había permitido rescatar a seis trabajadores en condiciones similares, también oriundos de Tucumán. Es una postal que se repite: hombres jóvenes, lejos de sus familias, sin contrato, sin derechos y sin herramientas para denunciar.
Las autoridades recordaron que la línea 145 funciona de forma gratuita, anónima y confidencial, y que cualquier persona puede alertar sobre situaciones de trata de personas, ya sea con fines laborales, sexuales o de explotación en cualquiera de sus formas.
Cómo ayudar y por qué no mirar para otro lado
Los rescates no siempre son posibles si no hay información. Por eso, desde el Centro de Atención a la Víctima remarcan la importancia de no naturalizar la explotación. El trabajo precarizado, el pago a destajo, las condiciones indignas no son “normales” ni deberían formar parte del paisaje rural.
Quien sepa o sospeche de un caso de trata laboral puede comunicarse con la línea 145, que funciona las 24 horas en todo el país. Cada denuncia puede ser la diferencia entre seguir atrapado o recuperar la libertad.