Un caso extremo de violencia de género sacude a Cutral Co. La Justicia neuquina obligó a un hombre a cambiar de ciudad luego de hostigar brutalmente a su expareja, a pesar de tener una orden judicial que le prohibía cualquier tipo de contacto. La mujer había sido víctima de agresiones físicas y amenazas, pero la situación escaló cuando, en menos de 48 horas, recibió más de 600 mensajes y 100 llamadas por parte del agresor.
Todo comenzó el pasado 4 de julio en una vivienda del barrio Belgrano, cuando la mujer volvía a su casa junto a su hija. Según relató el fiscal Matías Alonso, el acusado la interceptó, la amenazó y le provocó lesiones leves frente a la pequeña.
Lejos de cesar el hostigamiento, el hombre violó abiertamente una medida judicial que le prohibía todo tipo de contacto. Entre el 14 y el 15 de julio, la víctima fue bombardeada con mensajes de WhatsApp y llamadas telefónicas, una conducta que el fiscal calificó como una clara desobediencia a la orden judicial.
Medidas judiciales excepcionales
Durante la audiencia de formulación de cargos, celebrada ayer en los tribunales de Cutral Co, el Ministerio Público Fiscal solicitó dos medidas cautelares inusuales pero contundentes:
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Prohibición de contacto e intimidación hacia la víctima y su hija.
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Mudanza obligatoria del acusado a otra localidad, con prohibición expresa de ingresar a Cutral Co y Plaza Huincul.
La jueza de garantías Laura Barbé aceptó el pedido y ordenó el cambio inmediato de domicilio del imputado, al no haber oposición por parte de la defensa. La investigación penal preparatoria tendrá un plazo de cuatro meses.
Una Justicia que responde, pero con señales de alerta
Este tipo de decisiones judiciales no son frecuentes en Argentina, donde muchas veces las denuncias por violencia de género no logran frenar el acoso. En este caso, el nivel de insistencia y hostigamiento fue tal que la Justicia priorizó la integridad física y emocional de la víctima, incluso por encima del derecho del acusado a permanecer en su lugar de residencia.
Sin embargo, la contundencia del fallo revela un trasfondo preocupante: la violencia de género no solo persiste, sino que muta en formas cada vez más invasivas, especialmente a través de medios digitales.