DESAPARICIÓN Y MUERTE

Caso Otoño: Jafri, Cau, Lagos y Antilaf mataron a la joven de Fernández Oro

Aún resta el juicio de cesura que definirá la pena, pero por la calificación legal, el Código Penal establece la prisión perpetua. Quedaron detenidos.
miércoles, 5 de febrero de 2025 · 13:31

Después de 6.680 días, al fin se sabe quien mató a Otoño Uriarte. El caso, ícono del mal accionar judicial y la influencia del poder político, el tribunal de Juicio integrado por María Florencia Caruso Martín, Juan Pedro Puntel y Amorina Liliana Sánchez Merlo falló en contra los hermanos José Hiram Jafri, Ricardo Néstor CauMaximiliano LagosGermán Angel Antilaf, los que fueron encontrados culpables del secuestro agravado y posterior muerte de la joven de 16 años, desaparecida el 23 de octubre de 2006.

De los cuatro acusados, sólo Antilaf está detenido y condenado por el robo de una empresa frutícola en Allen en enero del año pasado. La querella, encabezada por la fiscal Teresa Giuffrida, solicitó la inmediata prisión preventiva, que impida que Jafri, Cau y Lagos se fuguen y continúen a derecho en la segunda parte del juicio, que es la que definirá la pena que deberán cumplir. Es importante aclarar que por la calificación del delito, la pena prevista por el Código Penal es la prisión perpetua.

El Tribunal, después de escuchar a las partesdecidió hacer lugar al pedido de la fiscalía, y ordenó la inmediata detención de Jafri, Cau y Lagos, por considerar que existe un riesgo procesal. La medida no alcanza a Antilaf, porque ya cumple una condena por un robo.

La jueza Caruso comenzó la audiencia informado que leería sólo la parte fundamental y luego debió pedir que los manifestantes que estaban afuera hagan silencio para poder continuar leyendo el veredicto. Aunque se quejó del calor  y del ruido, luego de unos minutos arrancó con la lectura veinte minutos más tarde de la hora señalada. Otro detalle, Lagos, no fue autorizado a ingresar a la sala de audiencias porque se presentó borracho, debió escuchar el fallo desde una sala contigua.

El tribunal integrado por María Florencia Caruso Martín, Juan Pedro Puntel y Amorina Liliana Sánchez Merlo falló contra los imputados

La magistrada hizo referencia a cada una de las instancias del caso que lleva "aproximadamente 18 años". Insistió en que el paso del tiempo fue determinante en el desarrollo del juicio, como se evidenció en las presentaciones de los testigos. Y que aunque se hizo referencia de otros posibles móviles, como la trata de personas o una supuesta complicidad policial, en el juicio sólo se evalúa la participación de los imputados, Jafri, Cau, Lagos y Antilaf. Y no se avanzó en esas teorías.

Para el tribunal de Juicio, que falló por unanimidad, no hay dudas que los cuatro acusados son coautores del secuestro y crimen. Que no necesariamente todos tuvieron tuvieron la misma participación, sino que "elaboraron un plan" para secuestrarla y lo ejecutaron. Que la mataron y luego se desprendieron del cuerpo

Sobre la bicilceta, fue Cau el que se llevó la bicicleta de la casa de Ercilia. Se justificó diciendo que se la llevó porque le estaban haciendo un allanamiento en Allen, a 10 kilómetros. Al sacarle la bicicleta se garantizaron que ella debía volver a su casa sola y vulnerable. Los acusados "conocían el lugar", era el adecuado porque "no iba a poder pedir auxilio". Regresar en bicicleta hubiese sido una traba para su "plan criminal".

No se puede aseverar que no hayan participado más personas, ni dónde la mataron y en qué vehículo la trasladaron. Pero no hay dudas que todos formaron parte del hecho, cada uno tenía una tarea que ejecutó. Los acusados estuvieron esa noche en la casa de Jafri, y ninguno supo justificar que hizo esa noche después de las 23.

Néstor Cau y Maximiliano Lagos escucharon atentos el fallo del tribunal de Juicio que determinó su culpabilidad en el crimen de Otoño Uriarte

En el fallo se destacó que se valoró la actuación de los perros de la Policía, sobre todo valoraron el procedimiento que se hizo tras levantar el rastro y odorológica que había en un nylon encontrado en el paraje El Treinta, usado para trasladar a Otoño desde donde la mataron hasta que se desprendieron de él en el canal Principal de Riego. El perro Sureño, siguió el rastro y llegó hasta la casa de Jafri y Cau, donde se desesperó por ingresar: "rascó la puerta". También marcó un taller mecánico que había en la misma chacra.

Con respecto a la violación, no formaba parte de la acusación de la querella, tanto de la fiscal Teresa Giuffrida o de la abogada de la familia Gabriela Prokopiw. Aunque trascendió la posibilidad de que haya sido Jafri el que abusó de ella, no existió acusación de ese delito, por lo que no se lo pudo juzgar al respecto.

El movil del crimen no fue posible individualizarlo. Se hablo de trata de personas o de una venganza, pero no se pudo probar nada de eso. De todos modos para el Tribunal no cambia en nada la sentencia. La muerte quedó acreditada que fue intencional y violenta previo a tirarla al canal. Por eso se les adjudica la responsabilidad penal sobre la acusación legal. Los cuatro acusados son culpables de "privacion ilegitima de la libertad, con el agravante de participación de más de tres personas y de causar la muerte de la joven".

La desaparición y muerte de Otoño Uriarte

Otoño tenía 16 años cuando fue vista por última vez en el denominado Puente de la Viña, el 23 de octubre de 2006. Ese lugar, en un Fernández Oro muy diferente al de hoy, marcaba el límite entre el casco urbano y la zona rural. La estudiante de tercer año del entonces CEM 14, había tenido un día cargado de actividades y recién cuando caía el sol pretendía regresar a su casa. A pocos metros de emprender el camino, fue abordada. Aunque hubo muchas investigaciones, nunca se pudo comprobar si fue abusada sexualmete.

Su cuerpo fue encontrado el 24 de abril de 2007 en la usina de El Treinta. Los atacantes la arrojaron al canal Principal de Riego no mucho tiempo antes, ya que en esa época del año no está habilitada la temporada de riego y la poca agua que aún había, no tenía la presión suficiente como para destruir sus restos contra las rejas que filtran el ingreso de agua a la presa. Si bien el cuerrpo estaba en un avanzado estado de descomposición, al tener la ropa interior colocada, sirvió para que se produzca un efecto llamado saponización, que permitió mantener la zóna vaginal resguardada, sin embargo no se avanzó en las pruebas genéticas que permita identificar a los autores del crimen.

Durante la lectura del fallo, el "Gato" Antilaf tuvo reacciones de desacuerdo con la cabeza

En la investigación está probado que Otoño salió de su casa, temprano, en la mañana del 23 de octubre. Llevó a su hermano a la escuela en la bicicleta y después volvió a la casa de su amiga Ercilia, donde la dejaba, para luego ir caminando al colegio. Su compañera ya se había ido hacia el CEM14, pero eso no le impidió resguardarla en el patio como hacia siempre.

El día fue intenso, como casi todos los de la vida de un adolescente que vive en la zona de chacras. Es que ante la imposibilidad de ir y volver, aprovechaba para quedarse y hacer tiempo en diferentes lugares. Fue a clases, luego al polideportivo donde jugaba al vóley, estuvo con amigos y cuando decidió emprender el regreso, fue a buscar la bicicleta. Pero ya no estaba, alguien se la habia llevado.

La bicicleta se convirtió en una prueba clave del caso, es que al otro día apareció en la chacra de los hermanos Jafri y Cau, donde algunos días la solía dejar. Pero no el día de la desaparición. Para la fiscalía alguien se la llevó para garantizarse de que Otoño regresaría caminando a su casa y de esa manera sea más fácil abordarla.

La víctima conocía a los acusados, Jafri, Cau y Lagos son hermanos de Victoria, quien era su compañera de colegio y sobre Antilaf, les había contado a sus amigas que le gritaba cosas cuando la veía. La noche de la desaparición, en la calle Kennedy algunos testigos vieron un auto blanco o camioneta, a un costado, con las luces apagadas y con algunos jóvenes adentro. Y que vieron caminando a la joven a unos 1200 metros de su casa.

La causa Otoño manchada por errores judiciales y la oscuridad del jefe policial

El entonces subjefe de la Policía, Víctor Cufré llegó a Fernandez Oro horas después de la desaparición. Montó un comité en las oficinas de la Secretaría de Medio Ambiente. Allí se reunía con los policías de la Brigada de Cipolletti que trabajaron en el caso y con los uniformados de la Comisaría 26°, encargados de la búsqueda. Con su estilo canchero y sobrador, atendía a la prensa y en off the records les confiaba que "se fue con un noviecito" y se justificaba: "no se llevó ni el documento".

Pero con el paso de los días se comprobó que no se trataba de una desaparición común, de esas que protagonizan algunos adolescentes por una amor no permitido en su casa o por tener materias bajas en el colegio. El caso era mucho más grave porque no habían rastros de la joven más allá de los que siguieron los perros en la calle Kennedy, pero que se esfumaban repentinamente. Los investigadores siempre creyeron que la estaban esperando, la levantaron en un auto y la secuestraron.

Luego de 18 años, hay cuestiones fundamentales en la causa que se desconocen. Nunca se identificó en qué auto se la llevaron, tampoco dónde estuvo secuestrada o dónde escondieron el cuerpo luego de matarla. Y mucho menos si fue abusada, aunque por la aparición de los vellos púbicos, se cree que si, que fueron dos personas. 

La investigación estuvo a cargo de la ex jueza María del Carmen García García, nombrada en el ex juzgado de Instrucción 15, creado para mejorar la pobrísima imagen que tenía la Justicia rionegrina en Cipolletti, después de la seguidilla de homicidios como el Triple Crimen, la Masacre del Laboratorio, Janet Opazo, Diana del Frari, y Ana Serdán, que aún hoy siguen impunes.

Pero el caracter de la magistrada y la enorme cantidad de causas que tramitaba, de turno permanente durante los 365 días y sin descanso, hizo que se cometieran errores graves en la investigación. Era otro sistema judicial, en el que la jueza dirigía cada paso en el expediente. García García fue destituida tiempo después, por el retraso significativo en las causas. Ella se defendió e inició un preoceso laboral por las malas condiciones en las que trabajaba, fue indemnizada con 10 millones de pesos.

El oscuro Víctor Cufré, era el subjefe de Policía de Río Negro, y tenía reuniones a escondidas con el padre de Otoño para filtrarle información que no estaba en el expediente

Durante ese proceso laboral, se ventiló que tanto Cufré y el vocal del STJ, Víctor Hugo Sodero Nievas, se reunían y conversaban detalles de la investigación con el padre de Otoño, Roberto Uriarte, sin que quedara asentado en el expediente algunas cuestiones que le relataban. El poder político estaba muy interesado en que se bajara la repercusión pública del caso.

Aunque el cuerpo apareció seis meses después de la desaparición, la familia Uriarte recién reclamó la entrega y el certificado de defunción unos meses antes de que la causa llegue a juicio, casi 18 años después del crimen. 

 

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