SECUESTRO Y MUERTE
Después de 6.680 días, se conoce el fallo por el crimen de Otoño Uriarte
Tras 18 años del asesinato de la joven de 18 años, los mismos cuatro acusados de siempre, escucharán el fallo del tribunal.Pasaron 6.680 días desde el 23 de octubre de 2006, la fecha en la que desapareció Otoño Uriarte. Fueron 18 años, tres meses y 13 días, por fin se sabrá si los cuatro acusados de siempre, fueron los que asesinaron a la joven de 16 años de Fernández Oro. Una causa que se convirtió en un ícono de la demora e inacción judicial y la corrupción que sobrevoló a la investigación con múltiples actores, muchos enquistados en el poder de entonces. Los jueces María Florencia Caruso Martín, Juan Pedro Puntel y Amorina Liliana Sánchez Merlo darán a conocer a las 13.30, el veredicto contra los hermanos José Jafri, Néstor Cau, Maximiliano Lagos y Germán Antilaf.
El resultado del juicio se concerá después de años de investigaciones, frustraciones judiciales y polémicas ligadas al poder policial y político. El caso sigue siendo un símbolo de la impunidad. La misma ímagen que durante años tuvo la Justicia provincial ante los crímenes de mujeres que marcó a Cipolletti durante las décadas pasadas.
Otoño fue vista por última vez en el puente de la Viña, en Fernández Oro, un punto que en aquel entonces marcaba la división entre la zona urbana y las chacras. Aquel día, la joven, estudiante del CEM 14, parecía seguir su rutina habitual, llevando a su hermano Astor a la escuela y luego comenzar un día agitado de colegio, amigas, vóley, y novio. Sin embargo, tras esa tarde, su rastro se perdió.

Seis meses después, el 24 de abril de 2007, su cuerpo fue encontrado en la usina de El Treinta, en un avanzado estado de descomposición. A pesar de los esfuerzos de la Justicia, la investigación estuvo marcada por constantes obstáculos, corrupción y desmanejos que dificultaron el avance. La falta de recursos para realizar un análisis de ADN sobre los vellos púbicos recuperados de la zona vaginal de la víctima, fue uno de los aspectos más lamentables que impidió avanzar en la identificación de los responsables.
A lo largo de estos años, la causa de Otoño Uriarte fue un reflejo de la crisis de credibilidad que atravesó la justicia en la región. El entonces Jefe de Policía, el oscuro Víctor Cufré, incluso llegó a declarar que Otoño se había ido de forma voluntaria con un "noviecito", mientras que el ex integrante del Superior Tribunal de Justicia, Víctor Hugo Sodero Nievas, intervinieron de manera irregular en la investigación, compartiendo, con el Jefe policial, información con el padre de la víctima fuera del marco oficial. El escándalo quedó expuesto durante el juicio laboral realizado por al ex jueza María del Carmen García García, quien fue destituída por las importantes fallas que cometió en este caso.

Finalmente, tras intentos frustrados de archivar la causa y a un día de la prescripción, el caso de Otoño Uriarte fue elevado a juicio. Por fin, casi dos décadas después, los acusados, Ángel Germán “Gato” Antilaf, y los hermanos José Hiram Jafri, Ricardo Néstor Cau y Maximiliano Manuel Lagos, ese sentaron en el banquillo de los acusados.
La bicicleta, clave en el secuestro de Otoño Uriarte
El juicio comenzó el 26 de novimebre del año pasado, tuvo como generalidad la falta de memoria de los testigos. Estuvo marcado por la falta de nuevas pruebas que pudieran definir la suerte de los imputados. Las defensas, por su parte, se aferraron a la idea de que eran insuficientes para condenar a sus clientes. Durante las audiencias, la estrategia común de las defensas fue desviar la atención hacia posibles conexiones con una red de trata de personas con complicidad policial, pero esa línea de investigación nunca avanzó. Uno de los acusados, Antilaf, incluso mencionó al actual ministro de Seguridad, Daniel Jara, como una figura que podría tener información clave sobre los responsables. Es que el funcionario fue el que estuvo al frente de la comisión investigadora que reportaba a la fiscalía y a la jueza García de los pasos que se daban en el caso.
La clave en este juicio, como publicó varias veces Mejor Informado, es la bicicleta de Otoño, que dejó en casa de su amiga Ercilia el 23 de octubre por la mañana, pero cuando la fue a buscar a la noche, para volver a su casa, no estaba. Según la querella, los secuestradores se aseguraron que la joven caminara de regreso a su casa, lo que facilitó el abordaje. Testigos aseguran que en ese mismo momento se vio un auto sospechoso con luces apagadas en la zona. A pesar de los años transcurridos, no se pudo establecer si Otoño fue víctima de abuso sexual, y las pruebas que podrían haber sido determinantes, como los análisis genéticos de los restos hallados, no fueron analizadas de manera exhaustiva en su momento. Tampoco se pudo determinar la causa de la muerte., aunque el forense Ismael Hamdan y el perito de parte Enrique Prueger, coincidieron en una herida provocada con un cuchillo Tramontina en la zona lateral del tórax.
El rastreo realizado por perros adiestrados señaló el camino que Otoño recorrió hasta la chacra donde vivían los hermanos Jafri y Cau, quienes la conocían porque Otoño era amiga de su hermana menor, Victoria. También se encontró un nylon utilizado para trasladar a la joven hasta el canal Principal, con olor de los acusados.
En los alegatos finales, la Fiscalía y la querella coincidieron en solicitar la culpabilidad de los imputados, mientras que las defensas insistieron en que no había pruebas concluyentes. La fiscal, Teresa Giuffrida, afirmó que el hecho no fue un “caso al azar” y destacó que existió planificación en el secuestro y homicidio de Otoño. La representante de la familia, Gabriela Prokopiw, de escasa participación, adhirió en su totalidad. En contraste, los defensores de los acusados argumentaron que las pruebas eran endebles y que las acusaciones carecían de fundamento sólido.
6.680 días después de la desaparición de Otoño, se conocerá el veredicto de los jueces, el principio del fin para uno de los casos más emblemáticos y dolorosos de la historia judicial de Río Negro. Los familiares de la joven, la sociedad y la Justicia rionegrina aguardan con esperanza el fallo, que sin dudas, llegará muy tarde para que sea sinónimo de justicia.