Las 1200 Viviendas de Cipolletti se convirtieron en un campo de batalla donde los jóvenes armados defienden a los tiros el territorio de sus jefes narcos. En medio de este contexto de violencia incontrolable y mientras la Justicia aún no encuentra responsables del crimen de Luciano Quidel, se conoció la condena a Sergio Guajardo, relacionado con el conocido bunker "la Reina blanca" y Tobías Aguirre Molina por una feroz balacera ocurrida en la madrugada del 1 de enero de 2024, un ataque que dejó dos víctimas heridas y que se inscribe dentro de la guerra narco que azota al barrio.
Aquella madrugada de Año Nuevo, Guajardo y Aguirre Molina, vinculados a la banda de Lautaro Villa (preso por el crimen de Nicolás Jara) llegaron en moto a la calle José Hernández al 2100. Allí se encontraron con Bruno Villanueva y Claudio Cerda, quienes estaban sentados en el cordón de la vereda. Sin mediar palabra, Aguirre Molina extrajo dos pistolas calibre 9 milímetros y abrió fuego sin piedad. Descargó al menos 18 disparos. Cerda sufrió una herida grave en el muslo izquierdo, con afectación en la arteria y la vena femoral, lo que puso en riesgo su vida, y Villanueva recibió un impacto en la pierna izquierda que le fracturó el fémur.
Inicialmente, el caso fue caratulado como "tentativa de homicidio agravada" por el uso de arma de fuego. Sin embargo, durante el juicio, los jueces Alejandra Berenguer, Julio Sueldo y Guillermo Baquero Lazcano promovieron la posibilidad de un juicio abreviado, lo que implicaba que los acusados admitieran su responsabilidad a cambio de una reducción en la calificación del delito y las penas.
Finalmente, el Ministerio Público, representado por el fiscal Martín Pezzetta y Juan Pablo Escalada, accedió a recalificar el hecho como "lesiones graves", lo que permitió a los imputados recibir penas menores. A pesar de que el Código Penal establece que la tentativa de homicidio puede castigarse con entre un tercio y la mitad de la pena de un homicidio consumado (que oscila entre 8 y 25 años), la fiscalía decidió no solicitar una condena superior a los 12 años y renunció a un juicio por jurados.
Las pruebas demostraron que Aguirre Molina fue el autor de los disparos, mientras que Guajardo conducía la moto para facilitar la huida. Testigos indicaron que una segunda motocicleta, con otros dos sujetos no identificados, también participó en el ataque. Finalmente, el primero fue condenado a tres años y seis meses de prisión, con el atenuante de su juventud (tiene 19 años y carece de antecedentes). Niebtras que Guajardo, recibió una pena de cuatro años y ocho meses, que se unificó con una condena previa por una hecho similar en el barrio Villarino, lo que totaliza cinco años y seis meses de prisión efectiva.
La sentencia generó indignación en las víctimas, especialmente en Claudio Cerda, quien estuvo al borde de la muerte y calificó la condena como "demasiado baja" para la brutalidad del ataque. Sin embargo, los jueces avalaron el acuerdo alcanzado entre la fiscalía y la defensa.