A una semana de la tragedia en Fortín de Piedra, en el yacimiento explotado por Tecpetrol, hay más dudas que certezas sobre cómo ocurrió el incidente que se cobró la vida de los dos operarios de Pecom, Maximiliano Franco Zappia, de 23 años, y Cristian Nicolás Baeza, de 34. Protocolos y medidas de seguridad vigentes serán desde este lunes, el blanco de la Fiscalía y del sindicato de Petroleros Privados. Los tiempos urgen para responder básicamente dos preguntas: ¿Baeza fue enviado a revisar la pileta de purga? y ¿en qué condiciones se encontraban la tapa y la pileta?.
Desde la Fiscalía apuestan a recoger más testimonios y sobre todo, reconstruir y comparar con los protocolos cómo y por qué llegó Baeza a la pileta mortal. El primer comunicado de Tecpetrol menciona que los operarios “realizaban una recorrida por la planta”, aunque desde el Sindicato de Petroleros Privados se insiste en que Baeza fue enviado desde la sala de control para verificar la mencionada pileta. En el informe elaborado por la subsecretaría de Hidrocarburos, desde la operadora le indicaron que Baeza no tenías tareas asignadas en el lugar.
A todo esto y mientras Pecom mantiene un incómodo silencio, habrá desde el lunes una mayor presión sindical -algunos la consideran tardía- para revisar el cumplimiento de las medidas de seguridad de las operadoras; siempre con la amenaza de un paro si la situación no es la conveniente.
Para responder a las dos preguntas planteadas líneas arriba, fuentes consultadas por este medios plantearon la necesidad de develar por lo menos, dos hipótesis que surgen de manera preliminar.
La primera hipótesis plantea lo siguiente: ¿La pileta de purga estaba recibiendo mayor cantidad de líquidos (hidrocarburo y agua de producción)?. Esa sería una posibilidad y de allí, se explica el alerta que se generó en la sala de control. En este escenario, las fuentes consultadas indicaron que es posible que cuando Baeza (sin máscara) levantó la tapa, se desvaneció al inhalar los gases acumulados, con el desenlace conocido. En ese caso, por protocolo, debería constar registro operativo del nivel de la pileta, caudal de la bomba, flujos de producción e instrucción dada al operador desde la sala de control.
Las fuentes explicaron que para verificar el funcionamiento de la bomba debe existir un procedimiento operativo que contemple no sólo la maniobra, sino también los riesgos asociados. “Toda operación de planta que no sea rutinaria (es decir, dentro del turno), por lo general cuenta con la autorización de la supervisión y el permiso de seguridad”, se explicó.
Ahora bien, si la verificación de una bomba no es una tarea rutinaria (no sería la verificación y lectura del caudalímetro), algunos de los interrogantes que se disparan son:
- ¿Qué se observaba en los registros de la sala de control para enviar al operario Baeza a realizar la verificación?
- ¿Las instalaciones estaban funcionando correctamente?
- ¿Las instalaciones tienen detectores de gases?. Si no cuentan con detectores de gases –por lo menos en los lugares donde por proceso existen emanaciones- (al ser una planta de tratamiento de gas) ¿porque se habilitó e inauguró la planta?
- ¿Cuál es la señalización y el procedimiento para la verificación de una bomba en una pileta de purga?. En general, al ser una planta de tratamiento de gas existe la probabilidad de emanación de gases (por lo general gasolina que es más volátil que petróleo), ¿cuáles son las normas de seguridad que se aplican y para qué tareas?.
Pero también en este contexto, otras fuentes consultadas plantearon una segunda hipótesis. Si en algún momento del día la pileta de purga debió ser observada (es decir, una tarea que habría recaído quizás en el turno diurno), se razona que al existir una mayor cantidad de gases en el recinto, se dejó la tapa abierta (sin señalización) para ventilar la instalación.
En este último caso hipotético, podría haber ocurrido que Cristian Baeza recibió la instrucción desde la sala de control de verificar el estado de la pileta y proceder a cerrar la tapa. Al llegar al lugar, verifica que la bomba continúa funcionando en forma deficiente, percibe los gases y realiza señales (con linterna) a sus compañeros (Zappia y otros dos más).
Siguiendo con la segunda hipótesis, la emanación de estos gases proveniente de la pileta le producen desvanecimiento a Baeza, ocasionándole la caída mortal.
De comprobarse esta secuencia, se puede inferir -indicaron las fuentes consultadas con vasta experiencia en el trabajo de campo en este rubro- que en el caso que la tapa se hubiese encontrado fuera de lugar, los procedimientos habituales indican que debería estar señalizada. Esta condición además, implicaría que la pileta se encontraba funcionando en forma deficiente, por lo tendría que haber un informe de producción y el asentamiento en el libro de pase de turno.
“Al recibir una mayor cantidad de líquidos en la pileta de purga, producto de mantener la curva de producción de los pozos hasta el lunes (día que ingresa el personal de mantenimiento), existe la posibilidad que se haya generado una obstrucción en el sistema y la consecuencia de mayor cantidad de gases en la zona”, se explicó como una posibilidad. De todas formas, en ese caso, se desprende que debería existir información técnica (registros) de los niveles de la pileta comparándolos con los niveles de uno y dos meses anteriores al incidente. De allí se podría desprender si existió normalidad en la operación y consecuentemente, resguardo por parte de la supervisión.
Por todo lo planteado, los próximos días serán claves para constatar en una reconstrucción de lo sucedido, cuáles fueron los pasos dados por las víctimas. No es ingenua la presión gremial en cuanto medidas de seguridad; sobre todo porque hay serias dudas de la existencia de señalización y procedimientos sobre la utilización de máscaras ante la emisión de gases. Seguramente será materia de la justicia solicitar los registros de la cantidad de gases existentes en planta y compararlo con la legislación permitida.
En materia de certezas, la fiscalía por ahora solo cuenta con los informes forenses: Baeza murió por “asfixia anóxica por sumersión” en hidrocarburos mientras que la causa de Zappia fue por intoxicación por hidrocarburos. Esto confirma que Baeza cayó a la pileta y Zappia intentó socorrerlo. En cuanto a los registros fílmicos, al momento del incidente, las cámaras apuntaban para otro sector del yacimiento. Fueron redireccionadas tras la voz de alerta pero sólo registraron las tareas de rescate.