La complicada situación que se vive en el Valle Medio rionegrino por los múltiples contagios de COVID-19 sumó un nuevo capítulo. En la pequeña localidad de Lamarque un paciente internado, con diagnóstico positivo de coronavirus y en aislamiento se escapó por la ventana y luego de algunos minutos ingresó al hospital como si nada y ante la sorpresa y el espanto del personal presente.
Con un comentario un tanto parco, común en las personas de origen boliviana, y sin dar demasiadas explicaciones, le dijo al custodio que fue al kiosco Zapato a comprar un cargador, de allí pasó por el "negocio de Tati" y luego por un conocido supermercado cooperativista.
Ante tamaño acto de irresponsabilidad, el comité de crisis local decidió clausurar estos tres comercios hasta el viernes y obligarlos a realizar una minuciosa desinfección de las instalaciones y de las veredas.
Indignado, el dueño del kiosco en cuestión dejó un aviso en la puerta del negocio: "Cerrado hasta el viernes. Jueves cerrado por desinfección, por un cabeza de termo que no compró en nuestro local pero el comité de crisis resolvió tener precaución. Apoyamos la situación".
Este tipo de violaciones a la cuarentena no son nuevos para las autoridades locales, quienes "off the records" confían que "se nos está haciendo imposible controlar la situación de aislamiento de los enfermos y de los casos sospechosos. En su gran mayoría son de origen boliviano y no respetan nada. Ellos se juntan igual y desobedecen todas las intrucciones que les damos", explicó la fuente consultada por Mejor Informado.
Actualmente en Lamarque hay 15 casos positivos, que sumados los 8 de Choele Choel, los 3 de Beltrán y los 7 de Chimpay, hacen que el Valle Medio de Río Negro sea uno de los puntos más complicados del país si se tiene en cuenta la cantidad de infectados ante la baja densidad poblacional.