Las cerámicas neuquinas amanecieron este lunes sin gas. Camuzzi Gas del Sur interrumpió el suministro en las plantas Fasinpat (ex Zanon), Confluencia y Cersinpat, afectando gravemente la producción, especialmente en la ex Zanon, que tenía su horno en funcionamiento.
Desde el Sindicato Ceramista de Neuquén, vinculado históricamente al Frente de Izquierda, denunciaron que no existía deuda con la distribuidora. Sin embargo, la documentación oficial desmiente esa afirmación. Camuzzi informó sobre un desbalance operativo acumulado de más de 12,6 millones de metros cúbicos, cuya regularización fue comprometida por la propia cooperativa en una nota fechada el 24 de abril. Es decir: los dirigentes sabían.
El relato épico y la realidad de la decadencia
Desde 2001, cuando Zanon fue expropiada, las cerámicas gestionadas por sus trabajadores supieron construir un relato de lucha, autogestión y resistencia obrera. Se ganaron el apoyo de distintos sectores políticos y sociales, y recibieron millonarios aportes del Estado.
Pero más de dos décadas después, los resultados son alarmantes. Solo entre 2021 y 2024, se giraron más de 470 millones de pesos actualizados en subsidios y compras estatales para “sostener” las plantas. En 2021, el Ministerio de Trabajo giró 11,1 millones (equivalentes a más de 170 millones hoy). En 2023, otros 30 millones (casi 138 millones actuales). En 2024, 130 millones más mediante el IPVU para pagar la deuda con CALF. Y eso sin contar los 132 millones de pesos aportados en agosto de 2024 por la provincia para reactivar la producción.
¿Dónde fue a parar ese dinero? Porque lo que sí se repite es la secuencia conocida: protestas, paros, cortes de rutas y nuevos pedidos de auxilio. La infraestructura de las fábricas no mejora, las máquinas siguen obsoletas y la productividad es prácticamente nula.
Del horno al atril
En lugar de una empresa eficiente, lo que se forjó fue una plataforma política. Los nombres de Raúl Godoy y Andrés Blanco, dirigentes ceramistas y del PTS-Frente de Izquierda, pasaron de los hornos a las bancas en la Legislatura. Desde allí, impulsan discursos contra el Estado mientras viven del mismo.
Esta contradicción no es menor. Porque mientras sus cooperativas deben luz, deben gas y deben servicios, sus referentes siguen ocupando cargos, reclamando más fondos y paralizando actividades económicas cada vez que protestan.
Subsidios sin producción: ¿quién gana?
Desde 2001, el Estado puso más de 300 millones de pesos actualizados en las cerámicas, según ACIPAN. ¿No fue tiempo suficiente para lograr una industria sustentable? A todas luces, el modelo fracasó. Pero sigue vigente porque es útil políticamente.
El ciclo es perverso: El Estado subsidia, los dirigentes protestan, las fábricas no producen y la deuda crece.