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Nueva Ley de Fauna en Río Negro: ¿gestión moderna o retroceso ambiental?

El oficialismo celebra una norma “moderna y con respaldo científico”, mientras que desde la oposición advierten sobre una “puerta abierta a la caza indiscriminada” y un debilitamiento del control estatal sobre la biodiversidad. El debate está abierto.

Viernes, 18 de julio de 2025 a las 08:00
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Denuncian que con solo cinco guardafaunas para toda la provincia, el control efectivo es inviable.

La reciente sanción de la nueva Ley de Fauna Silvestre en Río Negro encendió una fuerte polémica política y ambiental. Mientras el oficialismo la defiende como una herramienta actualizada, con criterio técnico y capacidad de gestión, desde sectores de la oposición denuncian que se trata de un retroceso que expone a las especies autóctonas a la caza y al comercio, debilitando los controles y dejando desprotegidos los ecosistemas patagónicos.

“El Estado no puede seguir corriendo atrás del problema. Tiene que anticiparse, conocer, intervenir”, sostuvo Roberto Esposito, Subsecretario de Fauna Silvestre, y explicó que la nueva ley, que reemplaza a la vieja normativa de 1985, plantea un Régimen Provincial de Gestión Integral de la fauna. Entre sus ejes, se destacan la distinción entre especies nativas y exóticas invasoras, el uso sostenible bajo criterios científicos y la habilitación de frigoríficos para aprovechar ejemplares como el jabalí, el ciervo colorado y el castor, que generan impactos negativos en el ambiente y la producción.

Desde el Gobierno, remarcan que no se trata de liberar la caza, sino de poner reglas claras y orden donde antes “mandaba el parche”. “Esto no es negocio salvaje, es gestión planificada. Para que un privado invierta en faena, necesita volumen y reglas claras”, enfatizó Esposito. Además, destacaron que el proyecto articula con instituciones como el INTA, el CONICET y universidades, y prevé fondos específicos para conservación y educación ambiental.

Sin embargo, las voces críticas son contundentes. “La ley deja abierta la caza indiscriminada del guanaco, del choique y otras especies autóctonas, porque ya no las considera parte de la caza furtiva”, advirtió la legisladora Magdalena Odarda. Cuestionó además que la norma fue aprobada “con mayoría automática y trámite exprés”, sin consulta previa a las comunidades indígenas ni al sistema científico nacional.

El Gobierno provincial defiende el uso sostenible de especies y el control de fauna exótica invasora como el jabalí.

En la misma línea, la senadora Silvina García Larraburu alertó sobre la habilitación de la cría, comercialización y exportación de fauna nativa con fines comerciales, incluyendo material genético. “No se puede hablar de sustentabilidad si se excluye a quienes cuidan y habitan esos ecosistemas desde hace siglos”, expresó. Y denunció el desmantelamiento institucional: actualmente solo cinco guardafaunas y tres vehículos deben custodiar más de 200.000 km² de territorio.

Uno de los puntos más controvertidos es el que borra los límites entre criaderos de especies nativas y cotos de caza exótica, algo que, según los sectores críticos, abre una peligrosa zona gris. “El riesgo de convertir la Patagonia en un territorio de laboratorio y de lucro para intereses ajenos es real”, apuntó Larraburu, en referencia a antecedentes como el coto de caza habilitado con capitales de Emiratos Árabes Unidos en el Alto Chubut.

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