Basta de impunidad: el reclamo que crece en las calles
El choque que ocurrió durante la madrugada de este jueves en una de las arterias principales de Neuquén capital volvió a poner en escena el reclamo que se escucha cada vez más fuerte: cárcel para los conductores imprudentes. Esta vez, el impacto destruyó una garita de colectivo, dejó cinco personas hospitalizadas y encendió todas las alarmas.
La titular de la secretaría de Emergencia y Gestión de Riesgo de Neuquén, Luciana Ortiz Luna, fue tajante: “No hay que bajar los brazos, hay mucho que hacer y hay una sensación como de que ‘no pasa nada’, y es cierto, las sanciones son muy blandas”.
“Que no sea solo un cursito”: el pedido para endurecer las penas
Ortiz Luna no esquivó la polémica. En línea con el reclamo social de mayor castigo para los “asesinos al volante”, sostuvo:
“Tenemos que mejorar las regulaciones de estas conductas y que no sea solo un cursito y que le saquen la licencia, tiene que ir tras las rejas”.
La médica y funcionaria advirtió que no alcanza con controles ni campañas: “No podemos poner 50 mil inspectores para cada automovilista”, dijo, y apuntó a la responsabilidad individual y familiar: “Pedimos que hagan una reflexión en las familias: cero alcohol al conducir”.
“Vamos a modificar las leyes”
Según Ortiz Luna, desde el Estado están trabajando para endurecer el marco legal que hoy permite que estas conductas queden impunes o con castigos irrisorios.
“Pondremos más controles y modificaremos las leyes que castigan estas conductas”
La funcionaria remarcó que estos hechos no son accidentes inevitables, sino consecuencias previsibles de decisiones peligrosas: conducir bajo efectos del alcohol, sin conciencia ni respeto por la vida ajena.
Lo que piden los ciudadanos
Mientras las víctimas se recuperan, la bronca social crece. Las redes sociales se llenaron de comentarios que piden penas reales y efectivas para quienes conducen alcoholizados y provocan siniestros graves. La frase “no pasa nada” se repite con indignación.
Ortiz Luna lo dijo claro: es hora de cambiar las leyes y aplicar sanciones que estén a la altura del daño que se puede causar con un volante en manos equivocadas.