Un miércoles de alcohol y fiesta que terminó con un grave choque, heridos múltiples y un linchamiento, evidenciaron lo que ya es una realidad a todas luces: el consumo problemático al volante, afecta gravemente a la juventud, que de alguna forma parece haber normalizado la violencia. Una escena que solía ser eventual, y casi exclusiva de los sábados y domingos por la madrugada, ahora se traslada a un día de semana y adquiere mayor gravedad.
Este jueves por la mañana Neuquén amaneció conmocionada por el choque de un Ford Focus contra una de las garitas de colectivo que se emplaza en el Parque Central, sobre la calle Sarmiento. Mientras tres de los ocupantes del vehículo permanecieron en el interior, quien se presume era el conductor, salió corriendo, terminó linchado y luego preso.
Mientras escapaba a toda velocidad por el predio conocido como Las Pulgas, vecinos y personas que estaban en la zona lo persiguieron, lo alcanzaron y le propinaron una nutrida golpiza que lo dejó en el hospital Castro Rendón, igual que a una joven de 17 que resultó atropellada por el auto y cuyo estado es grave. Otras personas heridas por el impacto también tuvieron que recibir asistencia en el Castro y otros en el Bouquet Roldán.
Nadie dudaría que manejar borracho, haciendo zigzag, y chocar a personas que esperan para ir al trabajo, al medico, la escuela o la facultad, es un hecho violento. La respuesta a esto también estuvo marcada por la agresividad y enojo pero ¿esto estaría justificado en el segundo caso?
La frase archiconocida que reza que "nada justifica la violencia" no miente, e incluso hay un diálogo viralizado que es mucho mejor ejemplo:
Los ejemplos abundan, pero lo cierto es que por muchos motivos, las sociedades democráticas y organizadas cuentan con un sistema judicial que se encarga de juzgar y determinar las penas y castigos para quienes infringen las normas sociales, judiciales, institucionales, etc.
Pero cuando, de forma reiterada, se normaliza lo que hoy muchos califican como "la puerta giratoria", los linchamientos y la justicia por mano propia empiezan a reemplazar a la norma que dicta al Poder Judicial y la Policía -que también cometen abusos, errores y hasta hechos de corrupción- como detentores del monopolio de la violencia.
A su vez, el consumo de drogas y alcohol actúa como agravante de estas situaciones. Y si esto fuese poco, los días en que los jóvenes salen en Neuquén ya no son solo viernes y sábados, ahora parece que miércoles y jueves también valen, con muchos locales y bares que dan sustento a quienes no tienen mayores responsabilidades durante la semana.
Nada parece indicar que esta situación podría solucionarse. Ni las limitaciones al consumo, ni los organismos y dispositivos que atacan los consumos problemáticos, tampoco las restricciones horarias y ahora, las abultadas multas de alcoholemia, parecen poder poner freno a una problemática que este jueves, no dejó fatalidades por casualidad.