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Lunes 07 de Julio, Neuquén, Argentina
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Nieto 140: La incansable lucha de Adriana Metz por encontrar a su hermano

Siempre mantuvo la esperanza de encontrarse con su hermano, nacido en abril de 1977 en el centro clandestino de detención "La Escuelita" de Bahía Blanca, donde sus padres estuvieron en cautiverio y están desaparecidos. Este lunes, se anunció su restitución.

Lunes, 07 de julio de 2025 a las 15:37
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Adriana Metz junto a Estela Carloto en el anuncio de la recuperación del nieto 140.

“¿Alguien está preparado para que le roben un hermano?”, se preguntó Adriana Metz, hija de Graciela Romero y Raúl Metz, secuestrados la madrugada del 16 de diciembre de 1976 de su casa en Cutral Co, trasladados al centro clandestino de detención “La Escuelita”, que funcionaba al fondo del Batallón de Ingenieros en Construcciones 181 de Neuquén, y luego llevados al del mismo nombre que funcionaba en Bahía Blanca.

Durante su cautiverio, Graciela -de 24 años- dio a luz un varón en abril de 1977 que fue encontrado por la incansable lucha de Adriana y de las Abuelas de Plaza de Mayo, que esta tarde anunció la recuperación del nieto 140.

Este lunes, la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo anunció la restitución del nieto 140, en una conferencia de prensa llevada adelante en la Casa por la Identidad del Espacio Memoria de la Ciudad de Buenos Aires, con la presencia de su titular, Estela de Carlotto, quien aseguró que esto “es un bálsamo para seguir a pesar de las circunstancias”.  “Anunciamos con enorme felicidad y damos la bienvenida al nieto 140, hijo de Graciela Romero y Raúl Eugenio Metz. ¡Bienvenido!”, manifestó con emoción Carlotto junto a su hermana Adriana, que estaba también presente y nunca dejó de buscarlo.

"Crecí con la búsqueda de mi hermano y eso es terrible, no se lo deseo a nadie", decía Adriana.

Adriana tenía un año cuando las fuerzas represivas se llevaron a sus padres. Vivió un tiempo con unos vecinos hasta que sus abuelos paternos se hicieron cargo. En 1999 se presentó en el juzgado de Bahía Blanca donde frente a los jueces del tribunal inició la búsqueda de su hermano.

“Mi familia fue desmembrada por la dictadura cívico-militar y eclesiástica que hicieron desaparecer a mis padres y por la supresión de identidad de mi hermano. Pero no solo desaparecieron a los padres de Adriana Metz sino a otras 30 mil personas. Mi hermano es uno de los 300 hombres y mujeres que desde Abuelas de Plaza de Mayo estamos buscando porque están viviendo con el derecho a la identidad vulnerada”, le contó a este periodista esta mujer que trabaja en la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo en Mar del Plata. 

Adriana tenía un año cuando las fuerzas represivas se llevaron a sus padres. Vivió un tiempo con unos vecinos hasta que sus abuelos paternos se hicieron cargo. En 1999 se presentó en el juzgado de Bahía Blanca donde frente a los jueces del tribunal inició la búsqueda de su hermano

“Yo crecí con la búsqueda de mi hermano y eso es terrible, no se lo deseo a nadie. Pero sabiendo que tenía un hermano y lo tenía que encontrar. Yo tengo un hermano, no sé dónde está, pero tengo un hermano”, aseguraba.

Contaba que cuando sus padres fueron secuestrados quedó al cuidado de unos vecinos, Edelvina Guiñez y Miguel Panijan, hasta que llegó su abuelo Oscar Metz. En uno de los juicios por delitos de lesa humanidad en Neuquén, Panijan declaró que uno de los militares del operativo de secuestro le dijo: “Te vamos a dejar la nena, vos la vas a educar, a criar y guarda con abrir la boca”.

Adriana tenía un año cuando se enteró de que tenía un hermano. Estaba detrás de una heladera cuando escuchó a su abuelo leerle una carta a su abuela que le había mandado Alicia Partnoy, quien también estuvo detenida en el centro clandestino de Bahía Blanca. “En uno de los juicios, Alicia Partnoy declaró que durante un descuido de los guardias se cruzó con mi mamá, se pudieron ver porque ambas estaban sin las vendas en los ojos y mi mamá le dijo que nació un varón y está bien”.

Graciela Romero y Raúl Metz fueron secuestrados el 16 de septiembre de 1976. Desde entonces están desaparecidos.

“Mi mamá pudo estar con el bebé unos cinco o seis días”, decía en aquella conversación. Lo contaba con una voz que reflejaba cierta gratitud. El 23 de abril, justo una semana antes del nacimiento, Graciela fue sacada del centro clandestino y desde entonces está desaparecida. Según los guardias, el bebé fue entregado a uno de los interrogadores.

“Yo crecí con la búsqueda de mi hermano y eso es terrible, no se lo deseo a nadie. Pero sabiendo que tenía un hermano y lo tenía que encontrar. Yo tengo un hermano, no sé dónde está, pero tengo un hermano”, aseguraba.

 

"Mi hermano es uno de los 300 hombres y mujeres que viven con el derecho a la identidad vulnerada”, dijo en alguna oportunidad de presentarse ante alumnos de escuelas secundarias de Neuquén.

En uno de los juicios a los represores, el fiscal Miguel Palazzani afirmó que los guardias del Ejército de Junín de los Andes saben quién retiró al bebé del centro clandestino. Se refería a los siete baqueanos del Ejército que eran parte del cuerpo estable de guardias de La Escuelita de Bahía Blanca.

“En ese lugar lo habitual eran los llantos y los gritos de adultos, y no los de un bebé. Acaso por el grado de jerarquía no tenían el acceso a la información. Está en la conciencia de cada uno que hablen o no. Sabemos que los que estuvieron involucrados en la apropiación de bebés son los que tienen la información concreta. Será parte del pacto de silencio”, sostuvo Adriana.

Sergio Méndez, obrero de la construcción, detenido y torturado en La Escuelita, escuchó las voces del matrimonio de Cutral Co. “Ahí pude escuchar a la mujer de Metz (Graciela Romero) que estaba embarazada”.

En 2009, Adriana se trasladó a Bahía Blanca, donde estuvo en la puerta donde funcionaba La Escuelita. En ese momento la invadió un profundo sentimiento: “Sentí que no tenía a mi mamá ni a mi papá, pero sí a mi hermano, al que no conozco”, contó después de estar frente al lugar donde estuvieron secuestrados sus padres y donde nació su hermano.

Adriana Metz en donde funcionó durante la dictadura el centro clandestino de detenciòn "La Escuelita" de Bahía Blanca.

“Hay que seguir buscando”, decía Adriana con una voz aferrada a la esperanza que nunca se apagó. 

Cada vez que Abuelas de Plaza de Mayo anunciaba la recuperación de un nieto, desde su casa de Mar del Plata, donde vive, Adriana Metz renovaba la esperanza de encontrarse con su hermano. 

Este lunes,  habrá recordado cada vez que se emocionaba cuando las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaba la recuperación de un nuevo nieto.

Siempre se imaginó este día, que hoy, finalmente, llegó. 

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