Una invitación cruzada por la disputa de fondos
El Gobierno nacional oficializó la convocatoria para la tradicional vigilia del 8 de julio en Tucumán, donde se celebra cada año la firma del acta de 1816. Pero lejos de la foto de unidad que busca la Casa Rosada, la tensión con las provincias hace crujir el respaldo político.
La invitación llega en medio de la pelea por recortes de fondos, atrasos en ATN y la obra pública paralizada. A esto se suma la pulseada por proyectos que la oposición presiona para sancionar, como la nueva ley de movilidad jubilatoria y la moratoria previsional.
Neuquén y Río Negro ya le bajaron el pulgar
En la Patagonia, la grieta se siente. Desde el gobierno neuquino confirmaron que Rolando Figueroa no viajará: se quedará para encabezar los festejos en la capital. En Río Negro, Weretilneck también se desmarcó: estará en Valle Medio y luego en Choele Choel para celebrar la fecha patria con agenda propia.
Para varios gobernadores, la invitación de último momento fue la gota que rebalsó el vaso. Mientras la Casa Rosada intenta recomponer puentes, crece la lista de quienes prefieren quedarse en sus provincias, sumando más presión a una relación ya desgastada.
Un pacto cada vez más frágil
El año pasado, 18 mandatarios firmaron el Pacto de Mayo en la noche gélida de Tucumán. Hoy, la incógnita es cuántos volverán a decir presente. La ausencia de la vicepresidenta Victoria Villarruel, que ni siquiera fue invitada, expone todavía más la fractura interna en el poder.
Por ahora, sólo se sabe que el gobernador tucumano Osvaldo Jaldo será anfitrión. Pero en la Casa Histórica flotará el fantasma de que los gobernadores podrían estar cansados de la motosierra fiscal.